Los ideólogos: Hipólito Unanue
XXII JORGE ARIAS-SCHREIBE.ll PEZET habían enseñoreado en las extensas provincias del virreinato. Co– mo testimonio del sentimiento patriótico que animaba a los médi– cos peruanos, se reproduce el Acta de juramento de la Indepen– dencia del Perú, realizado por el Tribunal del Protomedicato el 29 de julio de 1821 y rubricado por todos los médicos que ejer– cían en Lima en aquella época, cuyo original se conserva en el Mu– seo de Arte e Historia de la Universidad de San Marcos. Un grupo de documentos está relacionado con la actuación de Hipólito Unanue como diputado por la provincia de Arequipa an– te las Cortes de Cádiz. En octubre de 1813 fue elegido diputado por la Junta Electoral integrada por los .electores de los partidos de Arequipa, Arica, Moquegua, Cailloma, Tarapacá y Condesuyos, todos los cuales formaban parte de la provincia de Arequipa. Via– jó a España en abril de 1814, llevan·do consigo un pliego de ins– trucciones que comprendía varios asuntos en beneficio de la pro– vincia que representaba. Entre éstos la solicitud para el estableci– miento de una Audiencia provisional, con autoridad suficiente pa– ra administrar justicia y ventilar todos los litigios locales; la fun– dación de un·a universidad y colegio en Arequipa y el tratamiento de señoría a los miembros del Ayuntamiento. Aparte de estos obje– tivos oficiales, llevó también el propósito de reivindicar a su ami– go y protector Agustín de Landaburu y levantar la confiscación de sus bienes decretada por la Corona como resultado de activi– dades subversivas. Durante su permanencia en Madrid no sólo aten– dió estos asuntos e innumerables encargos de sus compatriotas para obtener empleos, títulos y prebendas, sino, además, gestionó y logró la aprobación del Colegio de San Fernando mediante Real Cédula firmada por Fernando VII el 9 de mayo de 1815. Se publica en otro capítulo diversos documentos sobre lq. ac– tuación del prócer en asuntos políticos y administrativos. Algu– nos de ellos son de la época del virreinato, pero en su mayor par– te corresponden a los primeros años de la república. El profundo conocimiento que tenía de la realidad del país y de sus hombres, la amplitud de su cultura y su agudo talento determinaron que fuera consejero de virreyes y de gobernantes republicanos. fezue– la lo nombró Secretario en las negociaciones de paz de Miraflo– res, en atención a que era necesario "una persona de acreditada providad y luces" y "reuniéndose los requisitos oportunos al in– tento en el señor Hipólito Unanue", conforme reza en el decreto correspondiente. Actuó como siempre, con· la lealtad y me~ura que
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