Los ideólogos: Hipólito Unanue
52 JORGE ARIAS-SCHREIBER PEZET otorgó ante el Escribano de Su Majestad Pedro de Jara, en trece de Julio de mil setecientos noventa y ocho en el que obtubo di- cho nombramiento de Albacea, en primer lugar, la Señora Doña Catalina Vásquez, quien renunció dicho cargo por su carta de diez y seis de Julio del mismo año, dirigida al dicho Doctor Don Agustín, por cuyo motivo recayó en Don Juan José Belzunce, de quien es Albacea el otorgante y heredero su sobrino, el mencio– nado Doctor Don Agustín, con las cuales representaciones de tal Albacea y apoderado se persona al otorgamiento de este Instru– mento y dice: que por cuanto el referido Licenciado Don Anto– nio falleció bajo de la disposición testamentaria, con prevencÍón de que se arreglasen sus Albaceas a un papel que dejaba firmado en poder del Licenciado Doctor Baltazar Seminario, por el cual se entregó y consta de su primera cláusula que da la casa de su morada, con las escrituras útiles y otros porque había dado en confianza, se había de fundar una Capellanía Lega que la pudie– ren obtener hasta las mujeres de los llamados en el poder para testar, según los nombramientos que hacía en la Capellanía de · l)oña Felipa Marquina, dejando a su prima Albacea y tenedora de bienes, en calidad de tal, la dotación de las Misas, según le pareciere conveniente; con· cuyo objeto y para el esclarecimiento de los puntos necesarios, igualmente que para la liquidación de los bienes de la testamentería y que se pudiese determinar el cuarto a que debía contraerse la fundación, se han seguido autos ante la Justicia Ordinaria de esta ciudad y por ante el Escribano Teniente del Mayor del Excmo. Cabildo Andrés de Sandoval y el presente Escribano, que le sucedió en el oficio en los que se han tenido presentes el poder para testar y el Papel o Memoria de que se ha hablado, la carta de la primera Albacea legalizado todo en la forma debida. los inventarios, tasaciones y ventas, lo ex– puesto por los interesados en las diversas contestaciones que han ocurrido y las operaciones hechas por Don Alejo Alvirena, como Contador que se nombró para la liquidación, de que ha resultado que importando todos los fondos que deben considerarse desti- nados a la fundación, treinta y siete mil cuatrocientos ochenta pesos, tres reales, y rebajádose diez mil quinientos noventa y seis pesos, tres reales, por la independencia, en cuyo número las incobrables montan nueve mil ochocientos pesos siete reales, quedan veinte y seis mil ochocientos ochenta y cinco pesos, tres reales. Por tanto y habiendo llegado ya el caso de poner en eje– cución la última voluntad del Licenciado Don Antonio, reducién– dose a efecto el reconocimiento de aquel capital líquido, para que
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