Los ideólogos: Hipólito Unanue

16 JORGE ARIAS-SCHREIBER PEZET Gracias á la buena cascarilla que tenemos, a l excelente método con que se ministra (8) . (8) El Método de nuestros Profesores es tan sencillo como eficaz. En las tercianas benignas preparan á lo enfermos ministrándoles un cocim ien– to de grama, yerba hedionda (especie de sestro) y cremor, endulzado con miel rosada. Si hay necesidad de sangrar, se executa en Ja intermision, ó en el mayor aumento de la fiebre, sin que embarace la sentencia de Cel– so lib . 2. cap. / ot in ipso ímpetu ejus sang11ine111 mil/ere, hominem j11g11- lare, est: como ni la de Sidcnhan scct. l. c. 5. Nisi chirurgi gladio/as ( ?) para que se receten con freqücncia y buen efecto, aun en el Otoño. Ca– da pais tiene su peculiar medicina y su mé1odo, decía Beglivio pag. 30: ni se deben variar siempre que surtan buenos efectos. Minorada, 6 corre– gida la sangre, evacuan las primeras vira en el tiempo de la intermisión con qua tro onzas de tintura de cazcarilla, y seis dracmas, ó una onza de sal purgante, añadiendo otro tanto, 6 el duplo de qualquier xarabe laxati· vo. uestra sal que se recoge á corta distancia de la Ciudad es tan buena como la de Epson; pero necesita purificarse bien. Concluida la operacion del purgante, se reduce una onza de cascarilla de calitaya vulgarmente de cortezon por tenerlo grueso, superficie lisa, amargo fuerte aromático y medianamente austéro) por medio del cocimiento á quatro 6 cinco xica– ras de tintura que se distribuyen dando a lás dos horas que han tomado la primera xicara, una taza de caldo, y a las tres horas del caldo de segunda xicara, tomando encima agua natural, 6 limonada, segun agrada á los enfermos, y continuando esta alternativa, falta la fiebre á mas tardar al segundo paroxismo. Quando en los espacios que estos dexan libres no hay tiempo suficiente para ministrar las quatro, 6 cinco tomas de cas· carilla, se empiezan a dar entro de la misma fiebre. En las malignas no hay mas preparación que alternar xicaras de fuerte tintura, acompa– ñada cada una con dos dracmas de sal, y una onza de xarabe solutivo, con caldos tenues, plantar un par de vexigatorios en las pantorrillas si son soporosas, y valerse de ayudas de tintura de la referida cascarilla, animada del polvo, si están impedidos los órganos de la deglusion. Las do– sis que aqui apuntamos están arregladas con respeto á los adultos, y vi– gorosos, variando segun la edad, temperamento &c. Como las fiebres ma· lignas y de Otoño se originan comunmente entre nosotros de humores co– rrompidos y estancados en las primeras vias, cuidan mucho nuestros Cli· nicos de que fluya el vientre a l mismo tiempo que administran la casca– rilla .En esto se oponen á los de Europa que están persuadidos á que entonces no aprovecha. Así en semejantes circunstancias la mezclan con calmantes, y astringentes: quizá por este motivo les quedan tantos ictéri– cos, y obstruidos, lo que ya aquí es raro. En las quartanas se prefiere a l purgante, el vomitivo dado unas horas ántes de la accesion. Extinguida la fiébre se sigue el régimen que describen casi lodos los Prácticos, esto es continuar algunas tomas &c. Hemos dilatado esta Nota con el designio de que la Medicina de estos paises dexe de ser una ciencia puramente tradicionaria. Esperamos, que movidos del propio fin; el amor á la huma– nidad, y desempeño de su ministerio, nos remitan nuestros Prácticos las observaciones que hicieren . Si sus ocupaciones no les permitieren ordenar-

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