Los ideólogos: Hipólito Unanue

HIPOL!TO UNA UE 19 tan. En los hospitales donde puede entablarse un método cientí– fico, sin temor de que sea invertido por manos idiotas, se dexan los servicios llenos de inmundicia á la cabecera de los enfermos con el fin de que sirvan de norte al Médico; y de esta suerte se forma una multitud de sentinas, cuyas exhalaciones pestilentes acaban de corromper esa atmósfera detenida, y ya alterada por el hálilo copia de enfermos. La prudencia demandaba que se mudasen á menudo: para precaver el grave daño que inducen. El Pueblo y los Agirtas llenos de las ideas del vicho cometen funestos errores, y resisten á los médicos que podian remediarlos. Equivocando con este afecto endémico los sintomas de la Disen– teria que explican su vehemencia sobre el intestino recto, siendo este la mas veces el primero que se afloxa, ulcera y agangrena en ella (14), é inventando la chimera del vicho alto quando la enfer– medad reside en los tenues, ó en la parte del colon que pasa por debaxo del estómago, &c. abominan la sangría, y echan mano ántes de tiempo de astringentes, é irritantes fuertes que ministran, no solo por ayudas, sino tambien en bebidas. ¿Qual será el efecto del Guayavo, la cascara de granada, el arrayan, el vitriólo, el alum– bre &c. obrando sobre unas partes texidas de nervios, é inflamadas? Quien pudiera desimpresionar al vulgo de sus falsas persua– siones. Tambien deseaiiamos que nuestra práctica fuese mas acti– va en esta enfermedad, y no prodigase los xa raves; porque aunque es cierto, que el azucar es un antiséptico recomendable, un pre– cioso don de la naturaleza, cuyo uso puede minorar la freqüencia de las epidemias de fiebres pútridas, y malignas (15), tambien es cierto, que es una sal estimulante, que conmovidos los intestinos fomenta su movimiento peristáltico. Siguiendo el plan de nuestro Pronóstico para confrontar con él sus resultados, no tenemos que notar sobre los hipocondriacos, é (14) Pringle l. c. Como los charlatanes franceses acusan a l gálico en todas las enfermedades difíciles, así los nuestros solo ven en ellas al Vi– cho. De aquí resulta que por lo comun aplican su curación quando en realidad no existe, como lo nota Mr . Yusieu U/loa Viag. l. l. Gustosos extenderíamos aquf la pluma combatiendo sus errores, y alumbrando el origen de ellas, fundados en nuestra propia observación, y en las descrip– ciones del P . Cumilla Orrinoc . Ilustr . l. 2. pag. 234, y Guillermo Pison His tor. Natur. L . 2. c. 12, y 14, si una mano sabia y muy acreditada no se hubiese dedicado al mismo asunto. Sus preciosas incubaciones las pu– bliearémos luego que se concluyan . (15) lllmo. Masdeval Epidem . pag. 16.

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