Los ideólogos: Hipólito Unanue

HIPOLITO UNANUE 25 aun Diocles Caristio, según el testimonio de Celso, lo aplicó pecu– liarmente a los intestinos gruesos (5). Siguiendo el texto del autor mencionado, parece que en sus días se entabló la división que hoy seguimos, Jlamando pasión ilíaca a los efectos de los intestinos del– gados, y cólica a la del colon, distinguiéndolas a la presencia de ciertos fenómenos (6); bien que Areteo había ya exactamente nota– do los que resul taban de los diferentes puntos en que padecía este intestino (7). 7. Contraído alguno de ellos, se han de seguir dos efectos nece– sarios; uno de las materias contenidas en su cavidad, otro de la sangre que corre por los vasos que componen su substancia. El ciego, de donde nace el colon, figura aquella caverna en que el dios Eolo tenía encerrados los vientos (8) . Las materias fecales allí contenidas se detienen, se pudren, y por esta mutación, sepa– rándose en más copia el aire fijo, restaura su elasticidad y corre dilatando los diámetros del colon; pero éste, recuperando inmedia– tamente la fuerza de reacción, de que están animadas sus fibras musculares, lo empuja sucesivamente e impide la neumatosis o acu– mulación de flatos y sus consecuencias. Mas si una repentina cons– tricción detiene el paso del aire, se aumenta su volumen y fuerza, dilata con exceso la cavidad del intestino mencionado y engendra el dolor . Si esta escena acon tece en la parte que corre bajo del es– tómago, se percibe el dolor en éste, y principalmente los conatos al vómito (9). No hay intestino que varíe más su pos tura que el que vamos refiriendo, y en especial en el hipocondrio izqu ierdo suele hacer unos giros tan multiplicados y elevados, que empuja al dia– fragma hasta Ja cuarta costilla verdadera (10). En este caso, si allí obra el aire representará una pleuresía . El espasmo que impide el tránsito al aire, detendrá igualmente la sangre y a las impresiones violentas del aire se seguirá la flogosis y todos sus resultados hasta la gangrena, si no ha podido curarse el accidente (1 1). A la luz de (5) Lib . IV, cap . XIII . (6) Circa umbilicum versatur, ubi jejunium, et ileum afliciuntur: ad dorsum refertur, si duodenum, vel jejunii principium invadat: saevit in epigastrio, et hypoclzondriaca regione, vel ad inguina propagatzir q11oties in colum irruit. (Lieutaud: Sinops., tomo 11, pág. 268). (7) De causis, et signis morbor, acutor. Lib 11, cap' VI. (8) Boerhaave: Praeec., párrafo CVIll. (9) Cl. Morgani: De sedib. et caus. morbor., Epist. 34 . (10) Haen., tomo I, pág. 88, et tomo llI, pág. 158, y hasta la clavícu– la. Martíncz, Anatomía, pág. 130. (11) Van·Swicten : Comment. ad Aphor., 422 . B.

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