Los ideólogos: Hipólito Unanue

H!POLITO UNANUE 29 donde es menor la resistencia. El anillo del diafragma (párrafo VIII) es uno de aquellos; y cuando el aire (párrafo VII ) recupera su elasticidad y se dilata en fuerza del calor, obra con un impulso que prolonga la latitud y longitud del colon (19), y aun destroza sus túnicas; y lo recarga todo el ángulo izquierdo, que fué el que entró en el pecho (párrafo VIII) (20). 15. No obstante las demás circunstancias que hemos notado (párrafos VII, VIII y X), convencen que la situación y simetría en que se encontraron las entrañas de Francisco Agulla en la disec– ción de su cadáver {párrafos VIII y IX) fueron las mismas que tuvieron desde su origen . Es cierto que en este caso queda inver– tido el sistema clínico y fisiológico, fondado sobre la aparente uni– formidad de Ja naturaleza. De contado se falsifica que la superfi– cie exterior del pulmón toca en todo su ámbito la inferior de la pleura (21); que padece la respiración siempre que entre una y otra se interpone un cuerpo diverso (22). Ya las heces circularán por el pecho, según una opinión atribuída a Hipócrates, y las máximas destinadas a explorar por el tacto de los hipocondrios el estado de hígado y del bazo (23), para dirigir el diagnóstico y curación de las enfermedades, deberán usarse con desconfianza. Engañarán al dar inaicio de su estado, aunque de un modo distinto que en el niño de Riolano, en quien el hígado estaba a l lado izquierdo y el bazo en el derecho (24) . Confesemos ser precisas estas y otras muchas con– secuencias; pero nosotros no somos los dictadores de la Naturale– za; a sólo su Autor soberano corresponde imponer leyes. El regi- 1á y vivificará siempre los seres a su arbitrio; entre tanto que no– sotros, precisados por nuestro destino a consultar sus obras, per– cibimos de ese abismo de misterios, de ese orden inefable, sólo (19) Haen, tomo I, pág. 274, et tomo III, pág. 294. (20) Lieutaud J, c. 271. Haller, Physiolog., tomo VIII, pág. 184. Boer– haave I, c., párrafo CIX . (21) Boerhaave: Paelet. párrafo DCVII. (22) Entre los casos que persuaden que el hombre puede libremente respirar, teniendo una organización comraria a la que requieren las leyes ordinarias, no hay otro más admirable que el que refiere Antonio Haen, tomo I, cap. XVII . habiendo muerto cierto hombre que gozaba de una respiración libre y expedita, disecado el pecho, se encontró que todos sus órganos vitales formaban una sola pieza ¿Cómo se movía el corazón? (23) Hipp.: Aphor. 40, lib . VI. Praesag, 31, 32, 33, lib. I; Haen. to– mo III, pág. 159. (24) Martfncz: Anatom. complet., pág. 130.

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