Los ideólogos: Hipólito Unanue

34 JORGE ARIAS·SCllREJOfR PEZET Hasta ahora no se ha determinado a qué grado de altura debe aplicarse este nombre; pero como por lo común los naturalistas r eputan por hombres de gran estatura a los que tienen cinco pies y algunas pulgadas, bien podrá Basilio Huaylas aumen tar el núme– ro de los gigantes, sin que sea necesario tenga la estatura de Tifón, hijo de Juno, que tocaba con la cabeza en el cielo; con la una mano en el Oriente y con la otra en el Occidente; y de fuerza tan desme– didas, que para oprimirlo, fué nece ario le echasen encima todos los promotorios de Sicilia, como lo cantó Ovidio. Se esfuerza muchas veces y se an ima Por levantarse; mas su diestra mano Todo el Peloro Ausonio tiene encima. Tú, ¡oh Paquino! en su izquierda estás ufano. En sus rodillas Lilibea cima, Y en su cabeza el Etna de Vulcano . * AÑO: 1793 422 INDAGACIONES SOBRE LA DISENTERIA Y EL V/CHO Observación primera hecha en el real anfiteatro a11atómico La desentería es, sin duda, la enlermedad más funes ta de cuan– tas dominan en esta capital. En otra parte notamos la frecuencia de sus estragos y, dando algunas pinceladas sobre sus síntomas y curación, indicamos los errores que en ésta se cometían. Desde tiempo inmemorial se ha equivocado la disentería con el vicho; y autorizado este error con la edad, no sólo se ha arraigado en el vulgo, sí también en las prácticas menos esclarecidas. Por eso los grandes métodos que nos trazan los maestros del arte para opo– nerse al torrente de aquella grave enlcrmedad, vienen a ser inefi– caces entre nosotros. Juzgándose distinto el accidente que nos des– criben los médicos de las otras partes del mundo, del que padecen los peruanos, se abandonan sus remedios para adoptar los que el antiguo empirismo consagró a la curación del vicho.. Es de la última necesidad examinar una materia que tanto in– teresa a la salud de nuestros conciudadanos; ver hasta dónde son

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