Los ideólogos: Hipólito Unanue

36 JORGE ARIAS·SCHREIOER PEZET dado de sanies, acumulada en especial en Ja parte inferior del co– lon . Ni en este intestino, como ni en el recto ni en el ciego, había Ja menor partícula de heces. La vejiga de Ja orina estaba muy lle– na y su esfínter sumamente contraído . En la pelvis se encontró una pequeña cantidad de agua. Todas las demás vísceras de este cadáver se veían intactas y sin que ofreciesen cosa digna de ob– servarse. De esta disección se deduce: 1<?, que ella comprueba lo que manifiestan las demostraciones de Pringle y teoría de Cullen, de ser los intestinos gruesos el principal asiento de la disentería; 2'?, que el intestino recto y la parte inferior del colon son los más ex– puestos a la gangrena; aquél porque recibe todas las materias acres que descienden de arriba; ésta, porque siendo más angosta que la parte superior haciendo dos inflexiones a manera de una S antes de unirse al recto, se detiene en sus curvatu ras el material corro– sivo . Los retortijones que preceden a cada evacuación ¿no proven– drán en especial de la dificultad que encuentran las materias al atravesar las enunciadas encorvaduras que necesariamente deben irritarse y estrecharse por la acrimonia de aquélla? 3~, que la laxi– tud del esfínter del ano depende de sus dilaceraciones gangrenosas, como lo apuntamos en otro lugar. Luego es un error concebir que la desplegadura del ano que acompaña a muchas disenterías es una señal inefable de que se hallan complicadas con el verdadero vicho y que se deben curar bajo las reglas que ha dictado el empirismo en éste; 4~, que se debe mirar como una práctica excelente el uso establecido entre muchas personas del pueblo y algunas haciendas circunvecinas, de ministrar en el pri ncipio de las disenterías dosis grandes repetidas de aceite de almendras, porque éste laxa los in– testinos, expele las materias fecales que en esta enfermedad se reú– nen en globos muy densos, y defiende a la túnica felposa de las pri– meras impresiones del estímulo que produce la putrefacción de aquéllas; pero que es un error el insistir el darlo en todos los esta– dos de la enfermedad, bajo la idea de que existe un empacho arrai– gado; la naturaleza y fluidez del humor, que aparece en una disen– tería prolongada, manifiesta que los intestinos gruesos se convier– ten al fin en una fuente por donde se descargan todos los líquidos del cuerpo humano, y que de aquí proviene su extenuación, la per– tinacia y cantidad de evacuaciones; S°, que mientras subsiste la di– sentería no se deben ministrar las ayudas astringentes, y que del frecuente uso que se hace de ellas entre nosotros, proviene por la mayor parte la mul titud de los que perecen en esta enfermedad.

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