Los ideólogos: Hipólito Unanue

H!POLITO UNANUE 37 Los astringentes, dados en el principio de la disentería, encierran el lobo en el aprisco, como se explica el sabio Tissot. Puestos por clisteres, cuando ya están irritados los intestinos, aumentando la constricción del recto, la comunican al esfínter de la vejiga, y la orina no corre, y cuando el material es acre y podrido, impidiendo su salida, lo detienen en la parte inferior del colon, y al momento se excita un punto doloroso en el hipogastrio, originado de la irri– tación de este intestino, al cual se sigue con celeridad la gangrena si no vuelven con prontitud las evacuaciones; 6~, pues que la gan– grena es el término común de nuestras disenterías, deberá al uso común de ayudas astringentes substituirse e l de las antisépticas . ¿Podrán usarse las de aire fijo? ¿Cómo y en qué es tado de la enfer– medad? He aquí un problema en cuya resolución podrán ejercitarse Ganarrila y Philaletes, omitiendo las controversias odiosas que ya fastidian . * 423 INDAGACIONES SOBRE LA DISENTERIA Y EL VICHO Observación segwzda en el real anfiteatro anatómico Un milanés, como de edad de 60 años, alto de cuerpo, de con– textura seca y de aspecto y barba roja, entró en el hospital de San Andrés, después de varios días de haber sido invadido de evacua– ciones, según la relación que se nos ha dado, su pulso era vigoroso, pero infebricitante, los dolores de vientre violentos, vómitos bilio– sos, evacuaciones con mucha sangre. Sangrósele dos veces, se le dieron las infusiones de hipecacuana y se Je auxilió con bebidas, cliseres y un turas emolientes. Con las sangrías se suspendió el vómito, pero volvió luego. En el día once de haber entrado se puso su pulso febril, se incrementaron los dolores y evacuaciones y mu– rió el día quince, que fué el 5 de julio del presente año. Conducido al Anfiteatro y disecado, se notó lo siguiente: el in– testino recto, el colon y el omento estaban gangrenados. La parte

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