Los ideólogos: Hipólito Unanue

46 JORGE ARIAS-SCHREIBER PEZET INTRODUCCION La vida del hombre parece que subsiste por los estímulos in– ternos de sus pensamientos, pasiones y necesidades, y por los externos de las impresiones de los cuerpos que le rodean. Ambos ponen en ejercicio sus órganos para que desempeñen sus funcio– nes respectivas, mientras les permite ejecutarlas el hado inevita– ble. Marte morieris. Genes. La luz del sol ocupa el primer lugar en el número de los estí– mulos exteriores. No hay vida donde no penetran los rayos de este astro benéfico; debilita con su a usencia la que existe en las regiones que aíumbra, sobreviniendo en la noche el sueño imagen de la muerte. La aurora es quien renueva la luz plena, el calor y la fuerza que despiertan a la Naturaleza adormecida. Sacudiendo los rayos que amanecen los órganos vitales, se restauran sus accio– nes, las funciones se expiden, la vida vuelve y recupera el hom– bre a las labores que nutren su cuerpo y a la contemplación de este hermoso Universo que alimenta inmensa capacidad de su alma. Este estímulo, espíritu de la naturaleza corpórea, debe , con todo, guardar cierto temple en las impresiones que nos hace. Nues– tra delicada estructura no puede soportarlas en toda su fuerza, porque el calor excesivo que resultaría de ellas, consumiendo los líquidos, y , desbaratando el enlace y trabazón de los sólidos, redu– ciría a cenizas el mismo edificio que sostiene obrando con mode– ración. Temiendo los antiguos que aconteciese esto en la zona tó– rrida, donde el sol desplega toda su intensidad, la juzgaron inha– bitable (1). Pero el Divino Arquitecto arregló de manera los planos de la formación de la tierra, que el hombre, en el centro mismo de la zona abrasada, goza, no sólo de los más dulces temperamentos, sino lo que es aun más asombroso, s ufre los eternos fríos de los polos. En esta parte de la zona ardiente, que corre por la costa del Perú, del ecuador a l trópico de Capricornio, vemos al oriente (1) Totidemque plagae t el/ure premuntur, Quarum quae medca, non est habitabilis aes/u. (Ovid.)

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx