Los ideólogos: Hipólito Unanue

HIPOLITO UNANUE 59 hace que la mudemos en gruesa a fines de mayo. Sin embargo, me parece que las cuatro estaciones del año están bien marcadas por los fenómenos que produce el sol, según se acerca o retira de nues– tro hemisferio. El punto más notable es el equinoccio de septiem– bre en que comienza la primavera. Todo anuncia que vuelve del norte al astro del día a calentar nuestras regiones. El fuego dise– minado en la natura leza se pone en movimiento, y en todos los seres se aumentan su volumen y transpiración . La atmósfera toma mayor elevación, y enrarecida del Jado del Ecuador, soplan con fuerza los vientos aus trales. Los vapores se levantan a mayor a l– tura de la superficie de la tierra, y en sus entrañas son más fre– cuentes las combustiones. El calor reduce a vapor una parte de las aguas sutberráneas, las pone en expansión, excita la chispa eléc– trica y las inflama . Por eso hacia octubre repiten más a menudo nuestros terremotos y las erupciones de los volcanes, y los relám– pagos que observamos por la parte del norte indican la electricidad de la atmósfera. Aunque nuestra vegetación sea perpetua, adquie– re en esta estación nueva gracia, vistiéndose los jardines de las flores más hermosas que tenemos. 2. Los animales s ien ten un estímulo más activo que los indu– ce a la conservación de su especie, para que sobre los cadáveres de la naturaleza arruinada, que se bailan esparcidos por las tierras y las aguas, triunfe el amor, reproduciendo nuevos seres que per petúen los siglos de vida en la carrera del tiempo destructor (17). 3. Has ta la imaginación humana adquiere no sé qué grado de vehemencia y energía . He observado que la juventud peruana es más elocuente y fecu nda en primavera que en invierno, y las obras de nuestros artistas, aunque a trasados, suelen adquirir tal aire de animación, que parece que Prometeo ha robado la luz del sol para animar las sombras y el barro, por medio del pincel y el buril. 4. Este calor, que adquiere en este tiempo nuestra sensible imaginación, origina las manías, éxtasis y otras alucinaciones co– munes a los dos sexos, aunque más al lemenino. Las disipa el frío artificial o el natural de invierno, no sin dolor del poseído, pues, juzga con el poeta que es una muerte el desengaño (18). (17) 011111ib11s i11c111ie11s blandum pcr pectara amorem, Efficit 111 c11pide generatim saecla propagent. (Lucre! ( 18) . Poi me occidistis, amici, Neu ser vas11s, air, c11r sic exrorta 1•0/11ptas, Et demptus per vim 111e11tis gratissimus error. (Hora t.)

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