Los ideólogos: Hipólito Unanue
HIPOLITO UNANUE 67 con más o menos interrupción hasta noviembre. En el resto del año repiten en las variaciones de la luna . 2~ En el estío suele acontecer que llueva hacia las cinco de la tarde; pero entonces es lluvia gruesa y dura poco. 3~ Por los años de 1701 - 20 - 28 - 91 llovió tan copiosamente en la costa-abajo, o sea en los valles, en las noches del estío, que se ocasionaron mucfios daños, porque precipi tadas las lluvias en to– rrentes que no seguían las veredas de los que bajan de Ja sierra, arrui naron los sembrados y echaron por tierra Jos edificios (29). 2. Los vientos suaves, que corren por la mañana, del ocaso, y por la tarde del sur son los que traen las neblinas y cubren de ellas el horizonte. Entonces la lluvia que se siente es propiamente un rocío copioso, o unos mal formados vapores, que conforme los empuja el aire sobre Ja tierra y colinas, las van humedeciendo. Los nortes, cuando soplan con viveza, levantan aquellas neblinas a al– guna altura del suelo, y reuniéndolas en nubes espesas, llueve una garúa gruesa. Cuanto más frecuentes los sures en inviern·o y pri· mavera, más neblinas y molliznas; cuanto más activos los nortes, menos niebla y más gorda la garúa. 3. En los años en que han sobrevenido las grandes lluvias, de las cabeceras de Ja costa, se ha notado que eran fuertes los calores: soplaban con viveza los sures, y en ocasiones se alternaban y en– contraban con los nortes. Según estas observaciones, parece que como estamos situados a las costas de un grande Océano y rodea– dos de cerros por el oriente y norte, nos ~rrastran los vientos del sur y oeste una porción de vapores de la superficie del mar, y que hallándose distante el sol de nuestro cenit en el otoño e invierno, no es suficien te su calor para volatizarlos, y para que, según las leyes de la gravedad recíproca de los cuerpos, asciendan a Ja parte alta de Ja atmósfera. Quedan, por consiguiente, agazapados con– tra la tierra, humedeciéndola con un rocío que, como sus gotitas no encuentran espacio en su descenso para reunirse, no forman lluvia gruesa. 4. Soplando el norte y en dirección contraria al sur levanta las neblinas del suelo, las une y condensa a mayor altura, pero sin que excedan la que tienen nuestros cerros inmediatos. Así Ja ga- (29) Don Miguel Feijóo: Descripción de Trujillo pág. 157. Mercur: Per., tomo JI, pág. 253 . Tomo I .
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