Los ideólogos: Hipólito Unanue
HIPOLITO UNANUE. 71 ciente para producirse este fenómeno . El estío mencionado ha sido sumamente caluroso desde sus principios; el termómetro de Réau– mur señaló el grado 24 por muchos días; las calmas fueron conti– nuas en enero y febrero . Por consiguiente, la evaporación maríti– ma, Ja transpiración de animales y plantas y las exhalaciones de Jos cuerpos que se podrían eran abundantísimas . La atmósfera estaba, con todo, despejada, aun en las noches, y era escasa la llu– via en Ja sierra . La fuerza del calor impedía la formación de las nubes, basta que empezando a soplar los nortes en las mañanas de los últimos días de febrero, condensaron los vapores, se anubló el cielo y se siguieron copiosísimas lluvias en la sierra en todo marzo y principios de abril. Comenzando a debilitarse en este mes la ac– ción solar, por su tránsito a las regiones boreales, y creciendo el frío de otoño, quedó sobre la costa una gran cantidad de vapores muy espesos, que del lado de la cordillera formaban una faja de nubes obscuras. S. La tarde del 19 de abril aparecieron por el austro algunas nubes negras de aspecto tempestuoso. Cerróse con la noche la at– mósfera y comenzó a relampaguear a las siete. El sur cambió al sudeste y siguió soplando más allá de la hora en que cesa, y empu– jadas las nubes al noroeste, se aumentaban los relámpagos confor– me se aproximaba la hora en que comienza a soplar el viento de este lado. A las once y media un relámpago iluminó la atmósfera, llenó de claridad las habitaciones obscuras y siguióse un trueno formidable; a las doce repitió segundo, y cerca de la una de Ja ma– ñana tronaron los más inmediatos . Entre la percepción de la luz y del ruido hubo, en los tres más notables, la diferencia de 22", 14", 4", correspondientes a una legua y cuarto, poco más de tres cuar– tos y cuarto de legua. Después siguieron algunos otros truenos que por Ja costa se a lejaban al norte. La nube más eléctrica y que hizo las explosiones más inmediatas pasó entre el extremo inferior de la ciudad y la costa con dirección cfel sudeste al noroeste, estando el ciclo despejado en muchas partes . En la costa llovió algo, y casi nada en la ciudad, en cuyos suburbios corrían despavoridos sus habitantes a vista de un fenómeno que nunca observaron sus ma– yores (31). Sigu ióse a esta tronada cesar Ja lluvia de Ja sierra y co- (31) En la bella Disertación que sobre este fenómeno publicó el doc– tor Moreno, Almanaque Peruano, 1804, se refiere que el 13 de julio de 1552, a las ocho de la noche, se oyó en Lima un trueno fuerte, y se vieron dos relámpagos, y que en los años de 1720 y 1747 se oyeron otros por la ta rde.
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