Los ideólogos: Hipólito Unanue

818 JORGE ARIAS-SCllREIOER PEZET dencial de lo que queda en el partido para su propia subsisten– cia. Así podremos calcular rigurosamente la parte que se emplea en el comercio y aproximarnos bastante al valor total. Por lo que hace a los diezmos, deberían renovarse sus estados en cada quin– quenio. Ilustrado el supremo jefe con estas útiles luces, fomen– tará la prosperidad, o atajará la decadencia que apareciere en el primero y más úLil pa trimonio del hombre. Minería.- De cs le inestimable tesoro hemos publicado un Es tado general y once particula res, en que con individualidad se ven anotadas las minas de actua l labor, los parajes donde están situadas, marcos que producen, azogues que consumen, etc. Pero como ellos no comprenden todas las minas del virrei– nato, sólo puede resulta r la razón incompleta que sigue de los marcos de plata, que anualmente r inden (8) . Lima ........ . . ...... ... . . . ... .. .. ... . Cuzco .......... . ..... .. .. .. ......... . Arcquipa ... . ............. . . ......... . Truj illo . . .... . .. .. ............. .. ... . Huancavelica ..... . . . . ... ... ........ . Tarma ... .. ... . . ............... . . . 70,000 J,764 6 106,462 82,403 4 9,119 6 276,472 Total . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 546,222 El defecto de nuestros estados debe suplir la Rea l Casa de Moneda, la que en 1794, que es la última razón de las que refiere Ja Guía (9), compró 5,438 marcos, 4 onzas, de oro, y 648,318 mar– cos, 3 onzas, de plata . De esta Real Casa, en que se reúnen nuestros preciosos me– tales para recibir el sello que los hace representativos de todas las especies comerciales, tenemos una historia seguida en cuanto a su amonedación desde 1754, en que <lió principio de cuenta del Rey, hasta el año de 1794. Há llase di vidida en tres épocas. La pri- (8) Guías de los años 95, 96 y 97. El Tribunal de Minería no tiene fon– dos suficientes para cumplir los importantes fines de su institución. Acaso serla más útil al reino unirlo al del Consulado y forma r uno solo de comer– cio y minería; en cuyo caso ahorraría ésta muchos sueldos de los que hoy consumen sus pocos fondos. Entrarían a sostener sus labores los brazos más activos de la sociedad y se podría fomentar la instrucción en la mine– ralogía y el auxilio a los mineros en la explo tación de metales, que son' las dos cosas que hoy necesitamos. (9) Guía 1795, pág. 38.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx