Los ideólogos: Hipólito Unanue

HIPOLITO UNANUE 825 rarios. E l Militar, la U, tropa veterana; V, milicias disciplina– das; 3.~, milicias provinciales (23). Cada orden de aquellos en que se divide la clase general, abraza las partes que le competen, con– siderada cada una con separación y anotándose en ella lo que merece saberse. Así parece que la Guía ha sido en esta parte de– sempeñada completamente. Ilustración.- Los establecimientos literarios, la universidad y colegios en los que hemos señalado sus cátedras, sus ejercicios y hasta los autores que tienen adoptados para su enseñanza (24), manifestarán a un genio inteligente, cuál es el gusto y Ja ilustra– ción dominante del Perú. Pertenecen a éstas las n~evas obras que se hacen para el adelantamiento de cualquiera de los ramos del reino, o para perfeccionar en él la cultura del espíritu h uJID> · no. Pocas ocasiones hemos tenido de publicar alguno que merc:z– ca hacer inmortal el nombre de sus autores. ¡Ojalá se presenten en Jo sucesivo, para que tribute nuestra pluma el digno homena· je, a que son acreedores los beneméritos a la patria ! En recom– pensa se debe a la Guía haber hecho restaurar algunas obras úti– les, que sabiendo hallarse abandonadas, largamos una chispa al honor en alguna de sus páginas. En suma, para completar y perfeccionar la Guía, se necesita que se ministren en especial los siguientes estados: Por quinquenios: Población y Diezmos. Por años: Agricultura, Industria, Minería, Casa de Moneda, Comercio europeo y americano, Estado Real Hacienda, etc., con– forme a lo que hemos expuesto hasta aquí en este resumen. (23) La Guía de 1793, pág. 156. Se halla el Catálogo de los títulos de Castilla del Perú. (24) La Guía de 1793, es la más circunstanciada de esta parte. Estos establecimientos célebres, por sus estudios especulativos, carecen de la instrucción de las ciencias prácticas. Aun la Medicina no hace en el nue– vo Colegio de San Fernando los progresos que debían esperarse de la ex– celencia de los ingenios del Perú; porque aun no han podido plantificarse las cátedras necesarias para la enseñanza, ni proporcionándose las máqui· nas y los utensilios que sirven para desempeñarla con acierto. Sin embar· go, esta es una obra que hace muchísimo honor al Gobierno del excelenti– simo señor virrey don José Fernando Abascal, y que, siendo hoy el único Colegio de esta clase que hay en la Amédca española, no tardará en ser el mejor de la Monarquía, si se Je protege como es debido.

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