Los ideólogos: Hipólito Unanue

826 JORGE ARIAS·SCllREIDER PEZET Se comprende que las variaciones que ocurre en esta parte, no pueden salir de un año a otro. Es necesario lleven dos de atra– so a la edición de la Guía; pues es p reciso corra el año en que se verifican, y aquel en que se adopten para la prensa. Así, las mu– taciones ocurridas en el actual año de 97 deberán darse a luz en el de 99. Mas como está por fina lizar el siglo en que vivimos, se– ría oportuno que en los meses que res tan de él preparásemos los materiales enunciados, y abriésemos con esta preciosa obrita la escena del siglo XIX. Sea ella un testimonio de lo que hemos adelantado en cuan– to al conocimiento de nuestro país, sobre los que nos precedieron en el XVII. Estos apenas transmitieron al XVIII una Gaceta, en que no se encuentran dos renglones ú tiles relativos al Perú. Noso– tros presentaremos una colección, que siendo de lo más importan– te que contiene para el hombre social, debe ser al mismo tiempo, útil y agradable. Util al Gobierno que, viendo la sucesiva progre– sión de todos los ramos que administra, fomentará los que flore– cieren, y opondrá el remedio oportuno a los que decayeren; que, comparando los efectos con los principios de donde emanaron, podrá, en tiempo, o dar mayor energía, o rectificar éstos. Util al comerciante, que, conociendo los fondos y recursos de todo el reino y de cada una de sus provincias, sabrá arreglar a ellos sus tráficos, y evitar las quiebras que se originan inevitablemente cuando faltan estas luces. Agradable a todo hombre inteligente, que puede, en una dilatada serie de años, admirar, por una parte, la liberalidad con que la adorable Providencia desabrocha los senos del más rico suelo de la tierra, para premiar las labores del pacífico peruano; y, por la otra, a l activo europeo al verle adqui– rir con su industria estos mismos tesoros, y transmitirlos a su país, para que sirvan de base a ese raro espectáculo de grandeza que ofrece aquella parte del globo, después de la conquista de las Américas. · Y para evitar a los postreros el trabajo de acopiar un creci– do número de volúmenes, en que los dos tercios de cada uno le serían inútiles, se debería en cada decenio extractar lo más inte– resante de las Guías de esta época y reducirlo a un solo volumen, y publicarlo con el título de Décadas económicas del Perú. En– tonces diez pequeños tomitos contendrían un s iglo entero. Tales son mis ideas. Las ha dictado el deseo del servicio de mis soberanos y el amor al suelo en que he nacido.- Lima, no– viembre 6, de 1797.. . H. Unanue.

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