Los ideólogos: Hipólito Unanue

850 JORGE ARIAS-SCHREIBER PEZET cintura del régimen colonial no nos dejaba otra ocasión de cul– tivarlos; y son muy dignos de aplauso y de nuestra gratitud los va– lientes adalides que a favor de éllos logran derrocar las inepcias entronizadas del peripato e introducir el buen sentido en las ma– terias filosóficas. Más en lo sucesivo, en que el empleo de las cien– cias físicas no se de restringir, como antes, a Ja exornación de las potencias intelectuales, sino extenderse a producir las utilida– des materiales de que son capaces y para que han sido principal– mente instituídas, es menester darles una colocación propia y más amplia. Temblando de los ul tra-apasinados del Lacio, que no se dan p<.'r satisfechos con que se les conceda que la perfección en la be– lla literatura es inaccesible sin saber e l idioma de las musas, ni p res tan oídos a que haya objetos más atendibles que aspirar des– dt> Juego a ese primor, y que aún para conseguirlo no se debe em– pezar por ahí: y sólo fiados en el apoyo de votos respetables por la innovación indicada respecto del lugar dado a Ja lengua latina es como hemos podido resolvernos a apuntarla (*); votos que a.:aso no son más numerosos por el temor de que la opir.iión por la proposición dicha arguya en quien la sostenga o mal gusto, o poca inteligencia del idioma. Como quiera, la razón principal que nos ha movido es el provecho inapreciable que resulta de que cuanto más antes, y del modo más fácil se forme e l espíritu y el corazón de la juventud, así de la que se ha de consagrar a la cien– cia, como de aqueila o tra incompa rablemente más cuantiosa que se aplica a otros designios, a fin de que entre en éllos auxiliada de un caudal de ideas y principios, que Ja hagan conducirse con acierto y la pongan en la vía de aumentar sus luces, sea por me– dio de una lectura dirigida con conocimiento, o en virtud mera– mente del trato y comercio social. Pero rogamos además, que para decidir la cuestión de si el estudio de las humanidades y la filosofía se ha de anteponer o no al del la tín se piense: En la mayor importancia de las cosas sobre las palabras.- En el uso general de aquéllas y el ceñido de ( *) Temíamos escribir este rasgo, cuando vimos un decreto del vice– presidente de la República de Colombia, fechado en JO de Diciembre de 1823, para el establecimi~nto de una casa de educación en la ciudad de To– cuyo, provincia de Caracas, con tres cátedras, una ele gramática castella– na, una de lengua latina y otra de filosofía, en el cual se ordena, no obstan– te, que se enseñe la filosofía en castellano. "El Colombiano", núm. 32 .

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