Los ideólogos: Hipólito Unanue

854 JORGE ARIAS·SCHREIBER PEZET haberse despreciado con la triste experiencia de antemano; cuan– do se trataba del extremo remedio la Patria. PATRIOTAS: Si queremos ser felices y libres es preciso adju– rar los errores antiguos . Una senda diametralmente opuesta a Ja que se ha seguido hasta ahora, es la que guía al puerto deseado; pues de otro modo seremos como otra Tántalo, que veremos pasar el agua por nuestros labios sin poderla jamás gustar, ni saciar nuestra sed. * 483 CARACTER 0 DEL VERDADERO REPUBLICANO Más fáci lmente medra el hombre que vive embrutecido bajo el rigor de un gobierno despótico, que aquél que disfrutando de la libertad, y de la inviolabilidad de sus derechos, es parte de un gobierno liberal que Jo representa. El esclavo no tiene más que espiar los caprichos de un amo y lisonjearlos, para su– bir de este modo la escala de las riquezas y de los honores; al contrario el republicano no se distingue de los demás, sino por los servicios verdaderos que presta a la Patria, y el voto de sus conciudadanos decide sobre su suerte; más este voto siempre im– parcial no se compra con ia adulación y bajeza. Vegete en hora buena el egoísta bajo la férula del despotismo, complázcase como un niño con los frívolos ornatos de distinciones que simbolizan su esclavitud; pero tiemble de continuo al ver que pende su for– tuna de la arbitrariedad de un déspota que holla impunemente la dignidad del hombre y sus derechos, mientras que el hombre libre, bajo la égida de Ja ley que él mismo ha dictado, hace deri– va!" su propia felicidad del bien universal de la Patria, y de aque– lla inalterable armonía, que es la base del régimen representativo. El republicano ama a la Patria por deber y por gratitud: prodiga por ella su vida en los campos de Marte: disputa a sangre fría sus derechos en las asambleas nacionales: desconoce en los tribunales los vínculos de la amistad y de la sangre, y vela ince– santemente por el bien público, sin rencor y sin odio. La fran– queza y la imparcialidad son su verdadera divisa. No envidia el mérito ajeno, antes lo aprecia, y en cualquier parte que lo halle lo aplaude, lo eleva y le sacrifica gustoso sus resentimientos parti– culares. La Patria es su númen, sus amigos son los que la sirven:

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx