Los ideólogos: Hipólito Unanue
HIPOLITO UNANUE 75 8. El día 1 ~ de diciembre de 1806 pareció, conforme al cálculo del período de las r uinas, que iba a renovarse la escena destruc– tora de 1746. A las seis de la tarde sobrevino el mayor temblor que se ha experimentado después de aquel gran terremoto. Lima se extremeció con violencia por el espacio de minuto y medio. A las ocho de la noche subió la marea en el puerto del Callao a 18 pies de Burgos, y a las nueve y media repitió con mayor fuerza; pero a las diez quedó el mar muy tranquilo. El curso del temblor fué de sur a norte; su movimiento, ondulatorio; sintiéndose en las plantas de los pies las ondas u ondulaciones de la tierra, que pa– saban con rapidez debajo de ellas. Juzgo verificado con este tem– blor el cumplimiento de l período, o evolución semisecular, de los ter remotos en el Perú. Pero gracias a la bondad divina, que no acaeció como una señal de su enojo; antes bien, debemos creerle como un testimonio de que oye nues tros cánticos sagrados, con– forme a la antigua persuasión de los hombres religiosos y aun de los paganos. Para manifestar Dios, en el Salmo 17, que atiende a las oraciones de su siervo, hace tembla r la tierra y los fundamen– tos de los altos montes. Júpiter , al condescender con los ruegos de Tetis, hace que se ex tremezca el grande Olimpo: (llias L. I-530.) 9. Resul ta de lo expuesto en esta sección, que Lima, situada en el centro de la parte austral de la zona tórrida, refrescada con– tinuamente por los sures, vientos húmedos y nebulosos, y rodeada por el Oriente y norte de cadenas de cerros, goza de un tempera– mento cálido y húmedo; en que ambas calidades se atemperan de manera en tre sí, que parece una continuada primavera, al compa– rarse con el de los climas transtropicales .Su a tmósfera, poco re– novada, por efecto de huracanes, lluvias y truenos, mantiene sus– pensa una gran can tidad de vapores, que en continua lucha con la luz solar, forman unos días varios del uno al otro extremo del año. Estas mu taciones diurnas no alteran el termómetro si se co– rresponden en tre cortos espacios; debe prevalecer la iluminación solar o la espesura de las nubes por algún tiempo, para que se haga sensibles su ascensión o descenso. 10. En las dos tablas me teorológicas siguientes se ve a un golpe de vista reunida una gran parte de las observaciones que llevamos expuestas. Comprenden dos años completos, el de 1799
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