Los ideólogos: Hipólito Unanue

lllPOLITO UNANUE 877 Si en todos los tiempos, si en cualquier parte es necesario ob– servar esta importante máxima, lo es principalmente, en los pue– blos que acaban de salir de una efervescencia revolucionaria. De necesidad deben sosegarse los ánimos irritados, cortar de raíz Jos proyectos turbulentos y ambiciosos, reducir a cada ciudadano a su clase, y procurar que vivan en amistad y ocupados. El gran resorte de tan importante transmutación es la recta administra– ción de justicia. Ante la ley, no debe haber diferencia en las per– !,Onas (5), y lo que ella mande ha de ejecutarse con equidad y fir– meza. Pocos actos judiciales bastaron para remediar algunos ma– les introducidos por la calamidad de los tiempos. La Patria sufrió una pérdida las timosa en la muerte del doc– ior don José Sánchez Carrión, que falleció temprano, como re– guiarmente acaece en los genios precoces. Sus excelentes talentos y amor al bien público, hicieron abrazar con empeño el arreglo del foro en que estaba muy versado. Desempeñando la Secreta– ría de Gobierno y Relaciones Exteriores, estableció la Corte Su– perior y Suprema de Lima, por la orden y dirección de Su Exce– lencia el Libertador quien en su tránsi to para la República de Bo– lívar, completó en el Cuzco y Arequipa, el número de las que de– bían administrar la justicia en la del Perú. Para su mayor arre– glo y expedición, se ha impreso el primer tomo de decretos y le– yes publicadas por la Suprema Au toridad de la República y se trabaja en la edición de los que han de seguirle. La sabiduría del actual Congreso, rectificará las que hubiese enseñado la experien– cia ser menos a propósito y organizará las otras que faltan, para llegar el vado que presenta nuestro sistema judicial . No permitiendo la escasez de letrados surtir a todas las pro– vincias de Jueces de Primera instancia, conforme a Ja Constitución, rije el artículo 4? de la Suprema orden de Su Excelencia el Liber– tador, dada en el Cuartel General ele Caraz a 24 de mayo de 1824. Conlorme a él, en defecto de jueces de Derecho, continúan admi– nistrando justicia los intendentes y gobernadores. Aunque estos luncionarios eran electos por el Supremo Gobierno, los pueblos del Departamento de la Libertad, adquirieron por sus grandes y (5) Siendo Ja ley el lazo de Ja sociedad civil, y el principio de la ley la igualdad, no pudiendo ésta existir ent re las fortunas ni entre los talen– tos, sólo puede observarse entre los derechos de los ciudadanos de una mis– ma República, y en verdad que una ciudad no es otra cosa que la dis tri· bución igual de Ja justicia.- Cicerón: (De Reptíblica, loe. cit.)

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