Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo
72 MIGUEL MATICORENA ESTRADA tiles, e impotentes designios, y dan lugar a que Felipe el Animoso pongan en acción, y movimiento esas virtudes admirables, que eter– nas aliadas a la sangre de Borbón, y comunicadas por nuestra fe– licidad a su digno hijo, persuaden que en ella, con el sagrado de– recho de mandar a los hombres, se hereda igualmente el difícil ar– te de gobernarlos. [9] ¡Qué atractivos tan halagueños y poderosos, para un co– razón naturalmente arrebatado a lo heroico y sublime! V. E. fija la vista en este príncipe, y aspirando a lograr un modelo cumpli– do, que con su influjo, y ejemplo dirija, regle, y desenvuelva esos felices talentos, esa semilla preciosa de justicia, que con el nom– bre de Jauregui se ha trasmitido a su pecho, se presenta joven en la corte: no tanto para recibir aquel falso colorido, que con el fastuoso título de educación nada más adelanta, que oprimir el es– píritu con el pesado círculo de expresiones, que jamás consiguie– ron el reglado; cuanto para fijar con profundidad y solidez los primeros fundamentos de honor y gloria, en la patria misma, en el centro augusto de la grandeza. Designios importantes de esa al– ma tierna, vosotros con todo no calmais mi sobresalto, yo me es– tremezco. Corte, y juventud, ¡qué riesgo! Pero nada hay que te– mer para V. E. en esa edad peligrosa de los arrepentimientos en esa sazón incierta, en que el corazón débil, flexible, y dócil es el campo fatal de la guerra civil del hombre con el hombre mismo, en ese templo público de los placeres conspirados contra la inocencia (10), donde la adoración sigue a la fortuna si se eleva, el abando– no si vacila, el desprecio si cae (11), donde el choque recíproco de las pretensiones, y la emulación ardiente de las preferencias sa– crifica la sencilla probidad a la áspera censura, y reserva la esti– mación para el útil desorden: en esa región, digo, en que ilustres precipicios autorizan la caída, y en donde injustos empleos son el fruto de injusta alabanzas. En esta delicada, y difícil situación, V. E. no debe el nombramiento de caballerizo de campo, con que se le distingue, sino a aquellas impresiones de mérito y virtud, que (10) Exeat Aula, qui uolet esse pius. Lucan Lib. 8. v. 493. Y Machia– velo en el cap. 15. de su Príncipe dice: El hombre, que quiere hacer pro– fesión de ser perfectamente bueno, entre tantos otros que no lo son, pere– cerá seguramente. (11) Erasmo en la Carta 13, del lib. 8, dirigida a Anmonio, le instruye en los medios de adelantar se en la corte, y entre otras cosas le dice: Principio perfrica frontem, ne quid usquam pudeat. Neminem nec ames, nec oderis ex animo; sed omnia suo compendio metiare.
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