Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo
JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 73 esculpidas n su espíritu entre tanto tropiezo, como en un árbol tierno, ere iendo con los años llegaron a ser señales profundas é inviolables. Ellas no pueden ocultarse a un monarca perspicaz, que supo unir a tantas virtudes reales la importante en el trono, que es conoc r al hombre para emplearlo (12). Sabio penetra en V. E. los estímulos nobles de la sangre, que lo animan: descubre el ocul– to, y generoso ardimiento, que lo inflama, observa la reglada pru– dencia, que lo rige, advierte que el defecto de teatro es sólo el que embaraza presente gloriosas escenas que lo ilustren; y guiado de estos conocimientos el invicto Filipo, destina a V. E. con el título de capitán de dragones de Almansa a los presidios de Afri– ca, y opone esa r spetable defensa a los eternos y obstinados opre– sores del pu blo fiel. [10] Ceuta y Orán con frecuencia insultados por los fieros sectadores del Alcorán, respiran por un tiempo, en sus muros se encuentra una tranquilidad, que admira por extraña. El esposo no ve repetirse ese doble ultraje, con que el placer y la crueldad lo abaten sujetando la esposa a la bárbara espada del conquista– dor, y a la desenfrenada liviandad del soldado. El joven no teme habitar, oprimido bajo la pesadez de las duras cadenas, esos tris– tes sepulcros de vivientes, donde se desea la muerte por alivio, y se recib con placer entre las quejas, y sollozos de tanto misera– ble, que la en idia y la espera. El anciano se promete finalizar sus cansados días en el seno de su familia, y expirar cercado de sus hijos y amigos, bendiciendo la vigorosa mano, que enfrena, y su– jeta a la infructuosa rabia de sus enemigos. La religión suspende sus lamentos, endulza su amargura no viendo ya esas indignas apos– tasías, único, y desgraciado fruto de la seducción y ejemplo. Só– lo el mahometano, cual ave carnicera, a quien el temor del riesgo aleja de la tierra, y mantiene en el aire, espiando astuta el mo– mento en que el pastor se aparta para lograr sin zozobra la pre– sa, que insidiosa acecha, espera que V. E. se restituya a España, (12) Si la justicia destina las recompensas para lus servicios y la natu– raleza forma grandes talentos para grandes empl os; 1 sob rano, que olvi– dando e ta regla, sólo decide en su elección por d favor y el capricho, presagia la infelicidad d us pueblos, y el descrédito de su reino. El mal príncipe cHce Vospicio: Facit Judices qzws fieri non oportet amouet a repu– blica quos debebat obtinere El principio de la 111011arquía se corrompe, cuando el honor se pone en contradicción con los honores; cuando a un mismo tiempo se puede estar cu– bierto de i11f a111ia, y dig11id11des. Montcsquicu: Es pu itu de la Leyes.
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