Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo
88 MIGUEL MATICORENA ESTRADA en esa rapidez de evoluciones la celeridad de movimientos, que ataca con ventajas, supera al número, e impenetrable en batallo– nes espesos, persuade que el valor sin las luces en solo un ardor de la sangre y del temperamento, que parece y sucumbe entre la confusión, que esparce el fusil, la bayoneta y pólvora manejada con arte (30). El frecuente ejercicio estorba se enerve, enflaquez– ca, y debilite ese vigor marcial, que acostumbrado a adormecer– se en la paz y sosiego, se rinde en la ocasión, sin más contrario que las incomodidades de la guerra, las fatigas del campo, y la len– titud de los sucesos (31). El aumento de sueldos extendidos por V. E. a la tropa que guarnece la frontera, evita que el soldado elija los vergonzosos recursos con que la escasez se deshonra, des– tn1yendo la subordinación y obediencia, sin la cual perecen los ejércitos (32). El reino respira, pues su honor y defensa no es– triba, ni se apoya en esas presurosas y forzadas levas, en que el peligro convoca, la estrechez recibe sin examen, o la autoridad violenta con rigores. [27] Por ellos no extenderá V. E. bajo su apacible y sua– ve gobierno las lágrimas el disgusto, y desconsuelo. Su grande alma contempla que el bien mismo deja de serlo, si se establece y funda contra el voto y opinión del público (33); que cada siglo tiene sus quimeras y sus ilusiones, desdeñadas por la posteridad, disipadas por el tiempo, y que esta luz brillante ha convencido que mejorar al hombre contra su voluntad ha sido siempre el en– gaño pretexto de la tiranía (34); que el pueblo es un resorte, que forzado más de lo que sufre su elasticidad, revienta destrozando (30) Vis expers concilii mole ruit sua. Horat. (31) Exercitus labore proficit, otio consenecit. Veget. Lib. 3, cap. 26. (32) Qui paupertatem timet, timendus est. Sen De Morib. (33) Lo que excita la reclamación universal, no puede tener por objeto la felicidad pública. No se puede razonablemente creer que las principales personas del estado, que todos los tribunales de vuestro reino, que la nación entera se ciegue sobre sus verdaderos intereses, y que un corto número de personas, una sola puede ser, vea y piense mejor que todos los ciudadanos juntos. Representación del Tribunal de Cuentas de Normandía hecha a Luis XV, el 19 de Abril de 1771. (34) De todos los que han desolado la tierra, no hay uno, que si le cre– yésemos, no intentase hacer su felicidad. Desconfiaos de todo el que pre– tende hacer a los hombres más dichosos de lo que quieren serlo; es la qui– mera de los usurpadores y el pretexto de los tiranos. Enciclopedia. Artículo Gloria.
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