Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

90 MIGUEL MATICORENA ESTRADA del carro y del arado porque roto y deshecho no encuentra en su arca con qué reponerlo. No se desalienta, despuebla ni abandona esas fecundas tierras que siembra y cosecha su vigoroso brazo, pues contempla que V. E. equilibra y suputa los gastos del cultiva– dor, la aflicción de la esterilidad, y el alimento de un padre do– blegado por los años, de una esposa fiel compañera de sus fati– gas;, y de un hijo tierno que educa y destina para apoyo y servi– cio del estado (40). El negociante corre gozoso al puerto, se apar– ta de los suyos, desplega las velas, expone al inconstante océano su salud, su viuda y su fortuna, porque lo alienta el alegre recuer– do que tocando a la playa no se unirá a la pasada zozobra Ia insidiosa molestia de las continuas declaraciones y juramentos, que sólo le descubren la desconfianza que deja su honor, y su palabra (41). Ese soplo vivificante del comercio, que agita a la en las lágrimas, y cosechadas en la aflicción, este espectáculo os enterne· ciera, y os haría perdonar a pueblos tan generosos los esfuerzos de su celo, los dones de su pobreza. Representación a Luis XV en 17 de Sept. de 1757. Pero como el carácter del pueblo es la malignidad y el quejarse de los que mandan como dice Plutarco: omni populo inest malignum quidam, et queru– lum in imperantes, o como dice Salustío el censurar la presente y elogiar lo pasado: hi mores uulgi, odisse praesentia, praeterita celebrare; siempre sus clamores se deben nivelar por aquella regla primitiva, que forma el fin de la sociedad, y el objeto de sus votos. Todos desean que su persona y bienes se aseguren contra la injuria, la opresión, y la violencia interior y extranjera; pero no hay tranquilidad ni quietud sin armas ni defensa, ni esta se logra sin tributos: Neque quies gentium sine armis, neque arma sine stipendiis, neque stipendia sine tributis haberi possunt. Tacit. lib. 4. hist. (40) Y o convengo en que (los labradores) no experimentan las necesi• dades insensatas del lujo y la vanidad. Pero cuanto más frugal y modesta es su vida, y cuanto más sobrios y pacientes son ellos, tanto es más cierto que si se quejan es con razón. Faltar lo necesario en el idioma de la corte, es no tener como mantener veinte caballos inútiles, y otros tantos lacayos holgazanes; pero en el lenguaje humilde del labrador, es no tener con qué alimentar a un padre agobiado con el peso de una cansada vejez, a unos hijos tiernos, cuyas débiles manos aún no pueden ayudarle, y a una mujer que se halla, o preñada, o criando un nuevo vasallo del estado; es no tener con qué beneficiar la tierra, y darle el cultivo que pide; es no tener cómo sobrellevar un año de hielos o esterilidad, y es por último no tener en la enfermedad propia, o de los suyos con qué costear los remedios más indispensables, o como procurarse en la vejez los socorros necesarios. Marmontel en su Belisario, cap. 12. (41) El señor Linguet hablando de los ingleses dice: Ellos también sufren como nosotros esas preguntas vergonzosas, que no los dispensan de un registro incómodo, ni de esa necesidad de hacer declaraciones, que solo se exigen de la buena fe del pasajero para mostrarle la poca confianza que se tiene de ella. Tratado del mas feliz Gobierno part. 2. cap. 5.

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