Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo
JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 101 para arrancar de la corona de Castilla su más preciosa joya y apoderarse, con Cartagena, de la más rica feria del Universo. El suceso fue, sin duda, glorioso a la nación española. Pero ¿por qué se ha de sustraer el honor de tan heroica defensa a los Eslavas y los Lezos (3) sobre los cuales, como jefes generales, reverbera– ron hasta aquí todos los rayos de gloria que tan justamente me– recieron su valor y conducta? Ni ¿por qué en la oración que hoy se decora, se ha de exaltar o coronar triunfante a un teniente-co– ronel de quien ni nuestros fastos hacen memoria alguna, ni el mis– mo artífice de tanta máquina supo designar alguna acción o eri– girle los despojos que arrastrase el carro de su triunfo? [ 17] Aún es menos congruente el campo que le abre en la Europa sobre la conquistada plaza de Almeyda. El orador, como si recitara un poema épico, finge no menos que tres sangrientos asaltos, y hace gemir la humanidad, poniéndonos a la vista, col– mados de cadáveres, sus fosos. El diario de aquel sitio, que sólo duró diecisiete días, no refiere asalto alguno, y apenas cuenta sie– te muertos y veinticuatro heridos, siendo lo más notable que ni aún para relevar de noche las trincheras hace recuerdo alguno del héroe que tan se proclama. [18] La gloria de conquistador no se adquiere por avistar, entre otros innumerables, una plaza que se rinde a la superior fuer– za que la amenaza. Julio César no mereció el renombre de Ger– mánico, ni aún por haber pasado el Rhin con sus victoriosas le– giones, y Scipión consiguió el de Africano, no por sólo haber abor– dado, como Eneas, a las playas enemigas de la Africa, sino por las gloriosas acciones que en calidad de supremo jefe le vincula– ron la antonomasia de tan relevante título; y a este precio debía el orador haber costeado los que dispensaba a su héroe, que en (3) Maciel se refiere al virrey de Nueva Granada, teniente general Se– bastián de Eslava, y al gobernador de Cartagena, Blas de Lezo, quienes, en 1741, rechazaron el ataque de una flota inglesa comandada por el almiran te Vernon ,a pesar de su aplastante superioridad, recibiendo en recompen– sa de su heroico desempeño sendos marquesados. Según Baquíjano, el méo rito de tan gloriosa acción habría correspondido a Jáuregui, ya que dice: "Ordena (la Corte de Madrid) se embarque el Regimiento de Almanza, de quien es V. E. Teniente Coronel, y a su valor y pericia fía, y recomienda el crédito de toda la Nación". Y más adelante: "Cartagena abatida, alién– tate y respira. No: no serás arrasada por el enemigo, ni sufrirás el yugo, que te amenaza, y temes: los vientos, de concierto con tus votos, conducen y acercan vuestra libertad".
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