Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

XII MIGUEL MATICORENA ESTRADA ejemplo hay una sutil concomitancia que es realmente una justifi– cación. Pero sólo con la primera etapa del movimiento revolucio– nario. Aun éste, por lo que se sabe, no ha definido la mutación monárquica, cuestiona el poder delegado en la "omnímoda" juris– dicción de la Visita General. Con mas claridad aparece la justifica– ción de las causas del movimiento insurgente de los años 10 (Dicta– men de 1814). No faltan denuncias anónimas: "Baquíjano, hombre pérfido, protestante declarado, fautor de planes e inclinado a que esta noble y fidelísima América ... se hiciese República" (1810). El mismo signo tiene la declaración de Torre Tagle, quien dice pu– so "las bases de su libertad (del Perú) de acuerdo con mi respetable tío don José Baquíjano, quien estaba animado de los mismos de– seos". Y pese a omisiones o errores, Mendiburu trasmite una ima– gen, quizás excesiva, pero enfática en lo que afirma: "Baquíjano, desde luego, tenía inclinación a la Independencia, pero al par que la fomentaba en teoría no ocultaba su parecer y lo emitía libremen– te, diciendo no veía hombres capaces, ni colaboradores en alta es– cala para la ejecución de tan grandiosa obra. Y si por un lado re– husaba tomar parte en acuerdos y tentativas revolucionarias, por otro se negó siempre a sostener con su pluma la dominación de España por mas invitaciones que se le hiciera, hasta por la Impren– ta, para que escribiera en su defensa". Un eco de esa imagen de un político que pareciera indefinible es el mote de "veleta" cuya pa– ternidad se atribuye a Mateo Silva. La posición del Baquíjano discrepante y hasta crítico de obje– tivos de Independencia tiene, principalmente, tres versiones. La opinión contraria a la tentativa de conspiración del Conde Vega del Ren (1812). El dictamen de oficio pero muy moderado en el pro– ceso de Mateo Silva (1809). Varios textos del epistolario sevillano, de la constreñida época de la reacción absolutista (1815-16). Puede incluirse aquí también el besamanos real, en mayo de 1814, organi– zado con Lardizábal y censurado por Vicente Rocafuerte. Sin ne– garles su importancia, estas fuentes no tienen un valor definitivo para deducir una conclusión general. Hay que advertir las muy especiales circunstancias en que se escribieron o sucedieron. Por ejemplo, en el epistolario hispalense, pese a alguna declaración en contrario, puede decirse existe una autocensura. Las afirmacio– nes y silencios se corresponden a las circunstancias de la reacción absolutista antiliberal. Y ello da mas sensible para el Baquíjano desterrado en Sevilla en 1816-17. Aun con sus limitaciones, más espontaneidad cabe atribuir al Informe de 1814. Si aislarle del conjunto, hay que concederle el máximo valor testimonial. Opi– na sobre las causas de los movimientos insurgentes de Hispanoamé– rica. Se sitúa en la órbita del fidelismo y sin embargo no hay en– cono antiseparatista. Se nota un esfuerza por justificar las cau– sas de la rebelión ante los gobiernos provisionales de la Junta Cen– tral, la Regencia y las Cortes de Cádiz. Allí considera casi increí– ble cómo las Cortes rechazaran "el sistema de juntas provinciales y se declarase la independencia eventual de las Américas en caso de

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