Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo
JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 109 dir las riquezas de su bondad, será un monstruo de la soberanía y el antivicario de su divino soberano. [35] Esto mismo se debe decir, con la debida proporción, del primer ministro de un monarca. El es como su vicario respecto de aquellos vasallos a quienes dirige sus órdenes, y como su ima– gen, la más viva, debe copiar en sí aquel puro amor que hace brillar su original, con los pueblos de su resorte. Aun cuando, por una previa antipatía (si es que es posible) le fuesen éstos abomina– bles, se disiparía desde el momento que se considerase como el primer móvil de aquella voluntad que sólo la modifica su simpa.: tía. Porque comunicándosele inmediatamente, debía recibir con ella las contrarias impresiones y borrarse de su imaginación las funestas especies que excitaban su aversión. Así, la acusación de odio y desafecto a la nación americana que se le fulmina a tan benemérito ministro, con el designio de infundir la misma aversión a su soberano, es la más sangrienta que pudiera abortar el furor de la emulación más osada. Ella trastorna la esencial constitu– ción del ministerio e imputa al ministro el más horrendo crimen de lesa majestad, cuando, con el amor a sus vasallos, pretende bo– rar en el soberano la imagen del Ser Divino que tanto lo autoriza. Y para concluir al gusto del orador, ella choca la misma verosi– militud, pues, como dice el propio Rica, en la carta 127 que cita, y después de las palabras copiadas en los esclarecimientos, no se" puede comprender, que un· hombre que entró ayer en el ministerio y que puede faltar mañana, se haga, en un momento el enemigo de sí mismo, de su familia, de su patria y del pueblo que siempre ha de nacer de aquél que quiere hacer oprimir (9). Sección 21! Demuéstrase la injusticia y la falsedad de esta impostura [36] Véase aquí la empresa a que me excitó mi propia incli– nación desde que vi insultado el mérito de tan gran ministro con (9) Maciel también había leído las Cartas Persianas, y así cita, a su vez, de la misma 127: "Más comprens-tu qu'un homme qui n'est que d'hier dans le ministere, qui peut-étre n'y sera pas demain, puisse devenir dans un moment l'ennemi de lui méme, de su famille, dé sa patrie et du peu– ple que naitra á jamais de celui qu'il va faire opprimer?" (ob. cit., p. 116 y s.) 116 y s.)
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