Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

PROLOGO XIII ser enteramente subyugada la España" por los franceses. Esta so– lidaridad con el proyecto mexicano, creemos, tiene un valor decisi– vo para comprender la posición política de Baquíjano. Una entre varias reflexiones: a nadie se le ocultaría que esa "independencia eventual de las Américas" evolucionaría por etapas hacia el separa– tismo. La resistencia que provocaría, caso de suspenderse, o su continuidad, ambas vías conducían a la separación. Esta opción era situar la crisis colonial en la vía de una ruptura demorada. Entre los hechos reveladores hay uno que impregna los años finales de Baquíjano. Es su confinamiento en Sevilla entre Octu– bre de 1815 y el 24 de Enero de 1817, fecha de su muerte. Influyó en el destierro una intriga derivada del pleito que seguía por la he– rencia de su hermano. La maquinación se fraguó en la "Camari– lla" palaciega y tuvo el apoyo del Ministro Moyana. Sin embargo predominó allí una motivación política y así fue interpretado su destierro. En cualquier caso, ese destierro provocaría un estado de desafecto íntimo. Por la llamada autocensura, lógicamente, no queda constancia en el epistolario hispalense o sevillano. Por ello mismo, mas bien aparecen declaraciones filofernandinas y censuras a los cortesanos. Razonable es, de otro lado, la hipótesis de un acercamiento a una posición no lejana al filoseparatismo. Encaja– ría ésto con lo que ya advirtió Riva Agüero: el triunfo de los inde– pendientes le hubiera disgustado menos que el del absolutismo en América. Aquella idea de la "independencia eventual", este desen– canto político final, entre otros ingredientes, condicionarían una ac– titud de cambio en su pensamiento. Y si no evolucionó fue porque las estrechas circunstancias del final de su vida impidieron una espontánea toma de posición. Con razón decía Luis Antonio Egui– guren que, de haber vivido en el Perú, habría participado en los su– cesos de la Independencia. La deducción del esquema anterior sería una actitud doble o un ocultamiento, análogo al de algunos próceres argentinos. Mas correcto es deducir la imagen de un Baquíjano contradictorio aun– que no indefinible. Y aparece aquí una característica perceptible en muchos personajes de esa época de cambio o transición. Re– cuérdese a un Viscardo ofreciendo sus servicios a la Corona espa– ñola. A un Miranda pidiendo en sus últimos memoriales al rey la comisión oficial de mediador con los insurgentes. A un Miguel de Eyzaguirre encargado de oficio de la acusación contra Mateo Silva. En no pocos de los llamados "precursores" aparece pues ese rasgo contradictorio. No sólo en el aspecto ideológico sino también en su actitud política que, si no se áistingue bien, resultaría ambiva– lente. Con razón Pablo Macera sugería revisar el concepto de "pre– cursor" del separatismo. Lo contradictorio no es incompatible con la figura del "precursor" del separatismo. La visión unilineal heroica, prescinde de esos cambios o contradicciones. Incomplet~ y acaso f als~, es en cuanto oculta el ínti!11-o e inevitable conflicto de esa generacwn. Pero, a pesar de lo dicho, lo que de contradicto·

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