Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 151 [ 127] En todos tiempos ha fomentado y prorrumpido esta queja la masa de estos reinos. Nada he oído con más frecuencia, desde que me amaneció la luz de la razón, que el fatal destino de los americanos, cuyos talentos, por desatendidos o desconocidos, quedan sepultados bajo el polvo de su olvido y menosprecio. Pero una cosa que, por demasiado oída, se ha presentado siempre a mi espíritu, debía disipar tal general preocupación. [128] Yo he notado que de cuantos han ido de esta parte a la Corte ninguna ha quedado sin acomodarse a su satisfacción, o bien en aquéllos o en estos reinos; y puede ser que el orador lime– ño sea el único que regresó sin algún empleo, cuya singularidad no debe hacer ejemplar, por ser bien conocida la causa de su re– pulsa (35). Por otra parte, son innumerables los que, desde el des– canso de su casa y sin aventurarse a los riesgos de la navegación, han coronado su mérito con los empleos y dignidades que desea– ban. Y ¿porque algunos, por carecer de medios para exponerse co– mo candidatos ante el Trono que distribuye las gracias, o hacer valer sus méritos en tanta distancia, han gemido en la oscuridad de su olvido, se ha de decir que es por un efecto propio de la na– cional desgracia, contra la experiencia de la mayor parte de sus compatriotas? ¡Oh! ¿y cuántos de los mismos europeos que se pre– sentaron personalmente en la Corte, volvieron a su casa al cabo de muchos años y después de haber apurado el fondo de sus solicitu– des, sin otra satisfacción que la de su desengaño? 35 José de la Riva Agüero, Don José Baquíjano y Carrillo, publ. en el Boletín del Museo Bolivariano,. año 1, N? 12, Lima, 1929, p. 456, dice al res– pecto: «Tan buena fama conquistó Baquíjano en Madrid, que se le ofreció colocarlo en las audiencias de Barcelona y Valencia o en las de Charcas o Quito. Pero él no quiso nunca emplearse en otra audiencia que no fuera la de Lima, ·y aunque el gobierno español concedía a veces a. los criollos plazas togadas en las mismas provincias de que eran naturales, no lo hacía sin dificultad y repugnancia: se imaginaba que el hecho de ser compatriotas en las colonias los gobernantes y los gobernados, constituia un peligro para la dominación de la metrópoli. Por esta circunstancia, Baquíjano tuvo que volver al Perú sin haber conseguido empleo alguno en propiedad». A esta nota de J. B. Probst hay que añadir que Maciel hace referencia en el texto a la expulsión de Madrid ordenada por Gálvez a Baquíjano. Véanse los textos de 1774-1776 de esta misma colección, desconocidos cuando Riva Agüero escribió esa biograña. Ver documentos 4 a 7 .

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