Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 153 elección del soberano. Pero entre ésos se encuentran tres america– ;nos para la Audiencia de Chile y Charcas, que pasaron, poco ha, por esta ciudad, y si en la de Lima no se ven otros más que fueron promovidos para ella, es sin duda por haber renunciado semejan– te gracia voluntariamente, a fin de conseguir su jubilación, en lo cual es digno de notarse la particular atención que se <lió a su mérito. Porque según el actual sistema de la Corte de no dejar por mucho tiempo a ningún magistrado en su plaza, obra, sin duda, de la sabia política del ministerio y que se observa igual– mente con los americanos y europeos, nadie debe dudar, ni que su traslación, efecto de un plan de gobierno que mil razones justifi– ~an, tuvo por principio el desafecto del ministro, ni menos que la jubilación subsiguiente a su renuncia fue un rasgo de benevolen– cia propia del que tenía en el corazón sus intereses. [132] Si a todo esto se agrega lo que en el primer capítulo se insinuó, ya sobre que el primer jefe de este nuevo virreinato es un americano, y ya que el presidente de su Real Audiencia es ame– ricano, fenómenos nunca vistos en esta América meridional, y que sólo pudo animarlos, o una declarada propensión a nuestra nación, o una justicia distributiva que procede sin acepción alguna de personas, es preciso concluir que la desatención al mérito de los americanos y a la aversión de parte del ministro que los posterga, son unos vanos fantasmas de la preocupación, que desmiente y di– sipa la actual provisión de sus políticos y civiles empleos. [133] No lo es menos por lo respectivo a las dignidades y pre– bendas de sus Iglesias. El Metropolitano de este virreinato (36) es un americano, y son también americanos sus dos principales sufra– gáneos, el Ilustrísimo de la Paz y el de Misque. Y aún las dos más considerables sillas episcopales de la Metrópoli de Lima, cuales son la de Chile y el Cuzco, por estar vacas la de Arequipa y Gua– manga, ¿no se hallan igualmente ocupadas por americanos? Y si en sus cabildos y senados se ven algunos europeos que no llenan 36 Suponemos que se refiere a Pedro Miguel de Argandoña, aunque al escribir Maciel su alegato, ya había muerto hacía varios años. Nacido en Córdoba del Tucumán, en 1691, como hijo del gobernador Tomás Félix de Argandoña, ocupó la silla cordobesa, cuando fue promovido, en 1761, a la metropolitana de Charcas. Dejó de existir allí en el año de 1775. Después de su muerte, el arzobispado quedó, durante muchos años vacante, pues su sucesor, San Alberto, se hizo cargo de la arquidiócesis sólo diez años más tarde.

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