Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo
154 MIGUEL MATICORENA ESTRADA ni aún la tercera parte de las que ocupan los americanos, es con– secuencia de aquel Real decreto de 76, obra del celo de nuestro ministro, capaz por sí solo de desimpresionar el espíritu más pre– venido, de la vana idea que se le figura contra el amor y protec– ción de los americanos, y que por lo mismo quiero aquí copiar, para que se vea su imparcialidad y cuánto propende a la igualdad de todos. [134] Exmo. Señor (habla con el Ministro de Gracia y Justi– cia): Con el católico y piadoso celo que el rey procura y atien·de a mantener en las iglesias catedrales de sus dominios de América el esplendor del culto divino, y en los tribunales seculares la mayor exactitud para el mejor gobierno de ellos y administración de jus– ticia a sus vasallos se ha dignado resolver, con el fin también de estrechar más la unión de aquéllos con estos rein·os, y premiar igualmente la ideoneidad de los españoles americanos, que la Cáma– ra de Castilla proponga a los de probada virtud y literatura para prebendas eclesiásticas y plazas togadas en la iglesia y tribunales de España incluyéndose en esta providencia los que allá sirvan en una y otra línea tomando para ello n·oticias seguras de esta vía reservada y de la Cámara de Indias, y que ésta ejecute lo mismo de la de Castilla y vía reservada de gracia y justicia, para los mis– mos dos objetos en la América: con expresa declaración de que siempre se reserve la tercera parte de canonicatos y prebendas de aquellas catedrales para los españoles indianos, particípole a V.E. de orden de S.M. para que comunique lo conveniente al gobierno del Consejo a efecto de que con·curra en la parte que le toca al debido cumplimiento de esta Real resolución. Dios guarde a V. S. muchos años. El Pardo, 21 de febrero de 1776. Dn. José Galvez.– Exmo. Sr. Dn. Manuel de Roda. [ 135 J De suerte que si, para juzgar del mérito de aquella ob– jeción, se reúnen alrededor de un punto los objetos que hemos con– siderado separadamente, veremos que a la cabeza de este virrei– nato se halla un americano, que otro americano pre~ide su real Audiencia, y que no sólo en este ilustre cuerpo y los demás, como son los tribunales de Cuentas y de real hacienda, se hallan ameri– canos incorporados con los europeos, sino que en el más augusto de la jerarquía eclesiástica brilla a su frente un americano y ocu– pan otros sus primeras sillas sufragáneas a la cabeza de sus res~ pectivos senados, compuestos en más de las dos tercias partes de los españoles indianos, cuyo mérito se ve hoy, cual nunca, lison– jeado con la esperanza de esparcir sus luces en el antiguo hemisfe-
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