Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo
JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 169 mina su celo. V. S. la ha demostrado, prácticamente, en la ejecu– ción de sus órdenes, haciendo ver con su desinterés, dulzura y sua– vidad, cuál es el verdadero fin de aquellos establecimientos, y que no es otro su principal objeto que el bien de los mismos pueblos. De suerte que V. S., por lo mismo, podrá dar a mis reflexiones el espíritu y el alma de que carecen, y hacer valer mi razonamien to con el suplemento de las mejores pruebas que le proporciona su conocimiento. [171] Entre tanto, suplico a V. S., se digne reservar para sí una obra que publicada, tal vez, sublevaría el fanatismo de la emu– lación; no porque tema los golpes que descargaría sobre mí su fu– ror; mi paciencia respondería con su desprecio, y mi mayor glor ia sería verme a las manos de un injusto resentimiento por sostener la justicia de esta causa. Pero yo no quiero dar lugar a nadie para que me adultere mis intenciones, juzgue o presuma que se prostituyó a la adulación mi pluma. por algún bastardo estímulo de interés Esto sí que me sería sensible, y una herida de esta naturaleza tocaría en lo más delicado de mi corazón. Siempre he abominado la lisonja, aun sin la esperanza de alguna recompensa, y con esta mira ha sido, constantemente, el objeto de mi mayor execración. Hoy más que nunca la detesto como la mayor funesta peste de la sociedad. Por otra parte, contento con mi suerte, a nada aspir o que pueda mejorarla. Ni la abundancia de bienes que sólo sirve para cebar la codicia, ni el resplandor de las dignidades que for– man el sambenito de quien no las merece, hacen impresión algu– ·na en mi corazón que conoce, a fondo, su debilidad y demérito. Por tanto, tenga V. S. por cierto que ningún motivo de interés personal ha tenido mi pluma en los rasgos que ha tirado; y pues que el desinteresado y justo estímulo de complacer a V . S. que– dará para mí al presente satisfecho con que V. S. sólo los exa– mine, espero y me prometo obtener la gracia de su condescenden– cia a mi súplica, o que, a lo menos, teniendo por conveniente, su– prima mi nombre . A cuyo fin le dir ijo. Publ. por Juan B. Probst: Juan Baltasar Maciel el maestro de la Ge– neración de Mayo .- Edición del Instituto de Didáctica Facultad de Filoso– fía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (Trabajos de investigación y de tesis, vol. IX) . Buenos Aires, 1946, 484 págs. El texto reproducido en p. 389-456; notas en p. 457-461. Estudio del texto por Probst en p. 203-220. Acerca de los dos manuscritos usados en la transcripción, dice Probst: "Para la transcripción de las Reflexiones hemos usado dos copias, las únicas que existen en Buenos Aires, según nuestras averiguaciones. Una
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