Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 217 neciamente alaban lo pasado (d), por tener derecho de insultar lo presente y mostrando a ellos mismos por segura prueba que des– miente sus presuntuosas y arrogantes decisiones (e), reduzcámo– nos a imitar los rasgos que dibujan la esclarecida santidad de la ilustre Virgen de qmen se forma el elogio. Si el venerable templo de la piedad se abandona y deserta por las relajadas máximas que apoyan y autorizan el desorden, su interior recinto ahuyenta y horroriza con la infiel austera ima– gen, que una indiscreta y falsa devoción coloca para el incienso en sus altares. La verdadera religión, atenta al socorro de la na– turaleza, embaraza se destruya y arruine por homicidas (f) flage– laciones, las pesadas ( g) cadenas e inmoderadas (h) abstinencias; advierte que la discreción, apartándonos de los extremos (i) de la singularidad, no olvida intimamos la estrecha ley de expiación promulgada contra el hombre culpable; que el orgullo, la calum– nia y duplicidad se unen y hermanan con el rostro lánguido y ma~ilento, que ambiciona sorprender los públicos aplausos; y que la cruel locura y extravagante vanidad del Bonzo~ y Fakir, no es el distintivo de una penitencia justa, cristiana y racional. No es menos común escollo en la vida y elogio de los santos la continua repetición de milagros., prodigios y profecías, que (d) Ne dicas, quod priora tempora meliora fuere, quam nunc . sunt; stulta enim est huiusmodi interrogatio. Ecli. Cap. 7 vers. 44. Yo no puedo sufrir esas recalentadas imaginacioneS¡, que para desacreditar nuestro si– glo intentan excusar y cubrir las abominaciones de las antiguas edades. No: el mundo no degenera, ni se pervierte todos los días, como se dice alguna vez. El es siempre el mismo: San Crisóstomo, citado por el Abad Clemente. Paneg. de San Esteban tom. 3!'. (e) Los que alaban continuamente lo pasado quieren persuadirnos, que no había necios en su tiempo; pero ellos han quedado para probar lo con– trario. Popé: Pensamientos diversos. (f) Lactanc. de Falsa Relig. Lib. l. (g) Non requirit Deus · ciliciorum pondus, neque in clacuris antris sedere iubet. D. Chrisost. de compunet. cordis Lib. 2. (h) Disciplent mihi, in ·teneris maxime aeta tibus, longa et immode– rata ieiunia. D. Rieron. Epist. ad Laetam. (i) Entre las Conferencias de Casiano hay una en la cual un solitario pregunta a los otros ¿cuál es de todas las virtudes la que conduce más seguramente a Dios? Cada uno de ellos expone su dictamen, y el que pre– side, después de haberlos escuchado demuestra, que esta virtud es la dis– creción, porque alejando igualmente de los dos extremos, nos dirige por la senda recta, embarazando que el espíritu se pierda sobr~pasando los lí– mites de una justa moderacióll¡, ni se deje avasallar de la tibieza, con el pretexto de no destruir el cuerpo. Conferen. 2, Cap. 2.

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