Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

218 MIGUEL MATICORENA ESTRADA siendo el último esfuerzo de lo maravilloso, presentan tanto fun– damento a la duda y motivo a la sospecha. Las leyes perpetuas, constantes y uniformes que . sostienen a el universo, proclaman con energía la grandeza de su autor. La mano poderosa que las obliga a mantenerse en su invariable círculo, se descubre con la misma energía qtie en los ruidosos rasgos que lo derogan; no 1 porque la mudanza de esas reglas mostrase variedad en el inmu– table; pues Eterno, en el mismo decreto que fija su estableci– miento, determina su interrupción, sino porque equívoca prueba de santidad, han servido de máscara a las obras y prestigios con que el engaño, el cisma y el · error han extendido opiniones con– trarias a la verdad, y peligrosas .a las costumbres (k). La establecida en los monasterios de ejercitar a los jóvenes religiosos en el uso (l) y necesario arte de la retórica, obligándo– los a tomar por objeto la vida o martirio de algún justo, fue la inocente causa, que produjo en los legendarios antiguos esos uni– versales defectos. Con libertad de añadir a los hechos y expresio– nes de los tiranos, formaron ·a su antojo supuestas historias, que, conservadas entre los demás ,manuscritos de las bibliotecas, lle– garon con el tiempo a recibirse por verdades.. Allí se encuentran insensatos rigores (m) por fingidos delitos; espectros y fantas– mas (n) que en todos los momentos cercan y acompañan; porten– tos que admiran menos, que ta extravagante causa que los ejercita, y actos de virtud (o) que, desconocidos a la sencilla piedad, le ha– cen exclamar con un escritor célebre non ergo (p) in omnibus quae faciunt Sancti sunt imitabiles; sed sapienter, et caute debent lau– dari. Esta reflexión sabia sigue el orador en el retrato que expone (k) Multi dicent mihi in illa die: Domine Die, non ne in nomine tuo prophetauimus, et in nomine tuo damonia eiecimus, et in nomine tuo uir– tutes multas fecimus? Et tune confitebor illis: quia nunquam noui uos: discedite a me, quia operamini iniquitatem. Math. Cap. 71 v. 22 y 23. (l) La Retórica del Predicador por el Cardenal Agustín Valerio, tra– ducida por el Abad Dinovart. París 1750. (m) En la vida de san Macario el joven se asegura que hizo peniten– cia seis meses por haber muerto a una pulga. (n) San Crisóstomo en el tom. 5,, · Homil 4, expone las razones, por qué Dios no permite que los muertos se aparezcan. (o) En el cap . 8. de la vida de Juan Rusbrochio canónigo reglar de san Agustín, uno de los místicos más acreditados, se refiere que su resgi– nación, a la voluntad de Dios llegaba al extremo de conformarse aun con las penas del infierno. V. a Mons. Arnaldo Historia Teologiae Misticae. (p) Guillermo Neubridge De rebus Anglicis Lib. 2.

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