Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo
JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 219 de la R. Madre María Antonia. En él se nos dibuja, no una esté– ril y árida inocencia, a quien la ignorancia ( q), el defecto de ocasión o una natural simplicidad le hace evitar vicios que desconoce; no una virtud que, por la continua reflexión en la victoria, en la mis– ma resistencia prepara a la derrota; sino una alma que descubrien– do, según la idea tan verdadera como ingeniosa ,de un autor ita– liano, que la memoria es el pulso del amor, jamás interrumpe los tiernos gemidos, los. suspiros inflamados, por los cuales explica sus ardientes ( r) pero reglados deseos de morir por su Dios; bus– ca donde colocar sin culpa sus afectos sabiendo que la cruel an– gustia reservada para los eternamente infelice$ es no encontrar sin delito (s) centro a su voluntad; y advirtiendo que el dolor, ese clamor excusable de la naturaleza, no ofende ni rebela; que el sombrío silencio en que se mantiene inmóvil la víctima sobre la ara del sufrimiento, no honra ni ensalza el sacrificio; si cae .en esa melancolía profunda, que es la colección de las penas, en estos momentos terribles en que las sequedades y desolaciones ]e hacen padecer todo el peso del infortunio, concentra las fuerzas de su alma dilatada a un solo punto: se despoja del halagüeño atrac– tivo de los consuelos humanos; ocurre a la oración; habla con el Señor de los males que la agobian; adquiere en su conversación un vigor nuevo; se reviste del noble esfuerzo que es la dignidad de la desgracia, y se acerca a aqu~ término en que los héroes (q) El Varón de Verulamio refiere, que el Papa Julio no quiso con– descender a la súplica de Enrique VII, que pedía se canonizase a Enríque VI, pues aunque confesaba sus virtudes, se reputaron como de un hombre simple; y los cardenales distinguieron en la congregación entre inocentes y santos, como distingue el Sabio al Cap. 31 del Eclesiástico donde alaba a el hombre: Qui potuit transgredí, et non est transgresus, facere mala, et non fecit. Porque como había dicho en el Cap. 20 v. 231 hay algunos que evitan los pecados porque no tienen ocasión ni medios para cometerlos; pero ·en su interior arden en vivos deseos de obrar mal: est qui uetatur peccare prae inopia, et in requi:e sua stimulabitur. (r) El padre Francisco Romano, y Felipe Pignar misioneros capuchi– nos a el norte de Congo, en el reino de Overri, escriben a la Congregación de Propaganda los males que han sufrido por haber querido embarazar un sacrificio de cinco víctimas humanas que disponían los negros. La Con– gregación responde: "la Iglesia tiene bastantes mártires, y en el ejercicio de vuestras funciones debéis consultar menos el celo, y más la prudencia Hist. moderna de los Chinos Y Japonés, para servir de continuación a za His t. antigua de Mons. Rollín, tom. 12. (s) Es el sentido de estas palabras tan verdaderas y enérgicas de san– ta Teresa, hablando del Demonio: Ese infeliz, que no amará jamás.
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