Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

224 MIGUEL MATICORENA ESTRADA mac10n que pedí se me recibiese al tenor del interrogatorio de que para calificar más en forma esas sugestiones, artefactos y re– probadas maniobras, que habían de dar preciso e indispensable motivo para la corrección de sus autores y la inhabilidad de su– fragar en la futura elección. En fin por falta de esta justifica· ción la elección declarada nula en cuanto al doctor Villalta, no se tuvo p~r válida .y legítima en mi persona, según el espíritu de la Constitución propia del caso; cuando al intitulado vice-rector mar– qués de Sotoflorido, que autorizó los vicios y defectos de la elec· ción sobredicha, dando la posesión después de protestada incon– tinenti la nulidad, se comete no obstante esto y el ser uno de los parciales del doctor don José Miguel la presidencia de la que de nuevo se manda celebrar, parece que los gravámenes que se me han irrogado son manifiestos y que exigen la reforma, mandán, dose incontinenti ante el Juez de manera y con la reserva corres· pondiente la referida información, y caso negado que lugar no haya, declárese con expreso y debido pronunciamiento la inha– bilidad del doctor don José Miguel y de todos los demás sus par– ciales que de público y notorio consta quebrantaron las constitu· ciones de la real escuela incurriendo en las penas de probación de voz activa y pasiva; en cuyo propósito uso desde luego del derecho de adfeción mejorando para todo lo necesario mis ante– riores pedimentos. Aunque como llevo expuesto son intergiversables las nulida· des que ministra el proceso, es oportuno especificarlas de nuevo para la precisa conexión que tienen con el objeto que me p~o· pongo en este recurso. Difícilmente se había visto otra vez elec· ción alguna en que con mayor escándalo y tenaz empeño se pro· pendiese a deprimir el mérito del opositor y a inutilizarle los vo– tos y sufragios. No se perdonaron cuantos arbitrios ha inventa· do el odio, la emulación y la avaricia. El rector absuelto doctor don José Ignacio Alvarado hizo de jefe y por el irreconciliable resentimiento de que se le separase del empleo que quería vincu· lar en su persona, contra lo expresamente dispuesto en la Cons– titución 5 tít. 1~ que aun concurriendo unánimes todos los vo· tos prohibe la reelección por más tiempo de dos años, inspiró al doctor Villalta y a toda su numerosa familia para que me hiciese oposición después de haber tentado a muchos doctores, y maes· tros en quienes no hicieron impresión sus oficios. El contaba con las ventajas de presidir la elección, de preparar los medios convenientes a su designio, de disponer de las cartillas de los

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