Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 257 mir las obras de sus matriculados sin noticia del gobierno, pues yo ignoro absolutamente, si es o no cierta, y todo lo que se prac– tica en punto a impresiones, como que es asunto tan propio de ese superior gobierno donde constarán las formalidades observadas hasta ahora. No obstante, me parece que el método más seguro para lo su– cesivo será el de apercibir a los impresores para que bajo la res– ponsabilidad, y penas correspondientes no impriman obra algu– na inclusas' las de los matriculados de la Universidad, sin prece– dente licencia por escrito del gobierno, quien para darla hará exa– minar las 0bras por los sujetos de ciencia y justificación que se– gún su naturaleza sean más a propósito, respecto a que no hay aquí colegio de Abogados a quien pudiera cometerse este encargo, que conozco incompatible con las atenciones de la fiscalía, para que corra a su cuidado. Las obras prohibidas que individualiza la real orden corren sin duda impunemente, y si vuestra excelen– cia gusta podrá encargar a el tribunal de la Inquisición que sin respeto a persona alguna las recoja inmediatamente, y dé aviso de las que halle y sus dueños, para ver después si alguno otro las tiene, aunque considero difícil la averiguación por la imposibilidad de registrar las casas donde se oculten, y por lo mismo he propuesto se confíe el encargo a aquel tribunal, cuya respetable autoridad y celo, no omitirá diligencia para cumplirlo, y podrá por medio de sus comisarios adquirir las noticias que a vuestra excelencia y a mí se nos ocultarán con facilidad. Para que en lo sucesivo no se introduzcan estas y otras semejantes obras, contrarias a la re– ligión y a el estado, no hallo otro arbitrio más seguro y expedito que el de mandar que todos los libros que por mar o tierra se in– troduzcan, y pasen de comercio o de particulares, de cualquier c:;lase y condición, que los traigan encajonados, o en cofres con sus equipajes, después que en la real Aduana se despachen por lo respectivo a los reales derechos y demás formalidades concernien– tes a el resguardo de la real Hacienda, pasen a la Inquisición don– de se reconozcan y examinen con asistencia de un señor ministro que vuestra excelencia dipute para este fin. Propongo este ar– bitrio, porque en la aduana se presentan las facturas, y ni ellas, ni los rótulos de las obras concuerdan con su interior, porque la malicia ha; discurrido las medidas de desfigurar con los títulos de las obras más santas y permitidas, las cuales se conocen pro– hibidas; y este fraude, difícil de averiguar en aquella oficina por falta del tiempo y conocimientos necesarios, se cortará en la In– quisición donde concurre uno y otro; y la asistencia del señor mi-

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