Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 259 43 · MEMORIAL DE BAQUIJANO AL VIRREY EXPRESANDO SU ARREPENTIMIENTO ·PdR EL "ELOGIO". Lima, julio de 1786 Memorial del doctor Baquíjano (Al margen). Excelentísimo señor: El doctor José Baquíjano ante vuestra excelencia con el de– bido respeto dice .que en estos días pasados, se sirvió vuestra ex– celencia -hacerle comparecer en su presencia, y de real orden de su majestad prevenirle- el desagrado con que su soberana inteligen– cia había leído en Ja oración que dijo en la real Universidad de esta capital, el ·día de él recibimiento del excelentísimo señor virrey don Agustín de J áuregui y se dió a la prensa, algunas de las notas que después se añadieron, mandándole vuestra excelencia entre– gase las obras de los · autores que en ellas se citaban. Sobrecogido el ·suplicante con semejante demostración, no pudo de prontO' representar a vuestra excelencia con toda la vi– veza que ·le ocupaba, el ·sentimiento de haber incurrido la indig– nación de su m~jestad pero, en prueba de su humilde respeto y ciega obediencia a las soberanas voluntades, no dejó de insinuar a vuestra excelencia cuánto era su dolor y arrepentimiento por no haber considerado con reflexión aquellas especies y citas, e in– mediatamente puso en manos de vuestra excelencia las referidas obras a excepción de las de Maquiavelo, y Mr~ Gros que nunca ha tenido, y sólo citó en los. mismos lugares que, según hace recuer– do, transcribe el abad Linguet u otros. Pero ahora que,_pesado el asunto en toda su amargura, no le ~esta al suplicante otro consuelo que implorar la real clemencia, no pudiendo en la distancia hacerlo de otro modo que por la jus– tificada .interposición de vuestra excelencia: hace presente con la más profunda sumisión que, ni en las referidas notas ni en la ora– ción panegírica, tuvo por objeto inculcar en la más ligera parte las operaciones de los ministros, a quienes el rey tiene confiado el mando y gobierno de estos paises; y que sólo la dignidad del asunto, la ocasión en que el suplicante representaba el cuerpo de letras de este reino, y el alto empleo del virrey, le estimularon a que, con los coloridos propios de la retórica, pintase un goberna-

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