Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

12 MIGUEL MATICORENA ESTRADA que para ello tuve de la referida real Junta y especialmente del Administrador general de la real Aduana, que tanto ha propen– dido sin pérdida de instante al mayor esclarecimiento en todos los asuntos de esta naturaleza, con incesante celo al mayor au– mento del real haber; pero con todo lo expuesto y practicado no se pudo esclarecer la mayor venta que hacían los de este dicho gremio como al presente para informar a vuestra excelencia. Los frutos que se cosechan en dichas haciendas se venden en ellas, y se traen a esta ciudad a vender son los siguientes: Al– falfa, camotes, papas, zapallos, yucas, maíz, frijol, trigo, paja. cebada, leche, leña y caña quemada, aceite, aceitunas, cebollas, coles, lechugas, ajíes, tomates, y de los trapiches, mieless azúca– res, alfeñiques, raspaduras y guarapos. De las caleras, cal y la– drillo y asimismo alfalfa que venden en pastos en sus haciendas a mulas, ganado mayor y menor de Castilla y burros de capa– chería. Los frutos que no se venden en la plaza son los siguientes: Entran por las puertas de esta capital y se consumen en el pue– blo de Bellavista, playa y presidio del Callao ocho mil y quinien– tas cargas de alfalfa más o menos diariamente, según la noticia adquirida por los guardas de las puertas y garitas, y yo personal– mente he visto y contado en estos lugares que ajustada la cuen– ta por solo ocho mil cargas a real, son mil pesos diarios, y el resto de quinientas más o menos se debe considerar por aquella que los dueños de haciendas destinan para el consumo ele las ca– ballerías de sus casas, y suman anualmente trescientos sesenta y cinco mil pesos. Esta cantidad de ocho mil y más cargas de al– falfa que entran por las puertas de esta ciudad se experimentó en el año pasado de mil setecientos, cincuenta y cinco cuando se tomó razón de orden dd señor don Pedro Bravo de Castilla, oidor que fue de esta Real Audiencia como aparece del Libro que escribió con el título de Voto Consultivo, que corre su demostra– ción al folio doscientos cincuenta y nueve, en tiempo que habían menos caballerías por no haber tan crecido número de forlones y caleras como al presente que precisamente ha de haber más venta en este, que en aquel tiempo. Se vende de alfalfa en las haciendas a cincuenta mil mulas de entrantes y salientes que conducen efectos a esta real adua– na, azogues y carta cuentas a la r eal caja y tabacos, al real Estanco de las provincias de afuera, que a tres cuartos de real cada una de las de carga en su entrada y tornavuelta; aunque son muchas más las que entran, suman cuatro mil seiscientos

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