Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 287 misma audaz pluma que extendió al anterior escrito de la recu– sación, y aunque ha suprimido cautelosamente su nombre, a vues· tra excelencia le es constante que el autor de estos escritos es el doctor don José Baquíjano, cuya libertad de estilo se halla eje– cutoriada por testimonios los más autorizados e irrefragables, no siendo la vez primera que el real !A.cuerdo le ha apercibido por iguales excesos y mandado tachar sus descomedidas expresiones; y si, vuestra excelencia no procura reprimir con severas provi· ciencias su arrojo, es de recelar que la impunidad le sirva de ali– ciente para propasarse a nuevos atentados vulnerando, a la som– bra de las leyes, el honor y reputación de los ministros más con– decorados y respetables. Cuando, notoria la trama y premeditación que se forjó el pri– mer recurso hecho a vuestra excelencia, y que no atreviéndose a suscribirle el doctor Baquíjano, solicitó Ugarte a varios aboga– dos para que se lo firmasen sin que hubiese ninguno que quisiese poner su nombre, antes bien algunos procuraron disuadirle de su intento, de cuyos hechos cuando fuese necesario podría darse a vuestra excelencia la información más completa, su misma natu· raleza da a conocer nada equivocadamente el espíritu que anima estas representaciones si se hace la más ligera reflexión sobre los puntos a que terminan sus solicitudes. Quién podrá persuadirse a que Ugarte, que se hallaba dis– puesto a embarcarse en el navío de La Caridad y aún tenía ajus– tado en él su transporte, después de la sumisa obediencia que manifestó en noviembre del año pasado, cuando se le intimó la orden para su salida, en los escritos que presenta consecutiva– mente y se hallan en el expediente respectivo, obraría ahora de buena fe, en un recurso dirigido a que se le hiciesen saber las reales órdenes con que se le obligaba pasar a los reinos de Espa· ña, y más sabiendo, por otra parte, que éstas eran reservadas y que así se le había dado a entender reiteradamente en las varias iristancias que a este efecto interpuso de que hace memoria en el mismo recurso. La verdad es que la solicitud, que se figura ser la principal en el primer escrito y se comprende en pocos renglones, fue co– nocidamente un especioso pretexto para dejarse caer en el otro sí de la recusación del señor asesor (~ue ocupa bastantes fojas) y hacer, bajo de este legal velo, una narración prolija de especies por la mayor parte inconducentes, fundadas unas sobre supues– tos falsos y otros sin sólida instrucción de los hechos; mezclan-

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