Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

308 MIGUEL MATICORENA ESTRADA sus jefes. Un nuevo fervor enciende mi espíritu y lo anima: la variedad hermosa de tan majestuosos objetos me halaga y con– mueve; a proporción de mis adelantamientos mi aplicación se recrece y aumenta; y esos vivos conatos de mi empeño me hacen correr con tanta rapidez en el estudio, que concluida en poco tiempo la carrera, me produzco al público en el certamen literario que consagro al ilustre prelado, que gobernaba entonces con tanta benignidad y cordura esta primera metrópoli del reino. La general aclamación de mis progresos se extiende a la aca– demia, sabia y justificada en la distribución de sus premios, no sufre quede sin recompensa mi débil mérito. Me asocia compla– cida a su noble gremio, y después de los ensayos privados, que no dispensan exactos los colegios; después de las repetfdas actua– ciones, que exige severo el liceo, corona mis tiernas sienes con el doctoral diadema: así a los trece años de mi edad logro, acaso sin ejemplo, voz y asiento entre los sabios, pues no ignorando que no está vinculado a los días el aprovechamiento, siempre tuve presente aquel prudente aviso: Sólo vive el que crece y se eleva en los conocimientos (5). Mas ¿qué horrible monstruo se obstina en detenerme? Detes– table _apostasía, que hiciste tantos desertores de las ciencias, _para mí careciste de acitvidad y fuerza. El grado que me distingue, si premi_a mis pasados afanes, también me empeña a mayores esfuerzos. El recreo mas delicioso (6) no separa de mis manos. el Libro, ni de mi espíritu la meditación. La historia antigua y mo– derna, tanto sagrada como profana, el derecho de la naturaleza y de gentes, así el romano como el patrio, los concilios y tradi– ción de la Iglesia, los autores más escogidos en todo género, fue– ron mi más dulce entretenimiento, no en una lectura rápida y pa– sajera, sino estudiosa, atenta, y reflexiva, e~tractando sus más importantes doctrinas, y sus más notables pensamientos. El cré– dito de mis aplicaciones, me atrae un crecido número de jóvenes, que logran bajo de mi dirección su aprovechamiento. Yo derra– mo sobre ellos las aguas puras que he bebido en sus fuentes, .tra– bajo en formarles el gusto por la sabiduría, velo por su aplicación, presido pública y secretamente sus actuaciones, invento nuevas cuestiones, dicto lecciones extemporáneas, compongo para ellos (5)' Nihil aliud est uita quam cognitio. Cic. (6) Nullum a labore me reclinat otium. Horat. Epod. 17. vers. 24.

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