Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 371 la Censura de cuanto el rey mandaba por mano del Señor Mar– qués de Sonora. En el tiempo de un Amat no se hubiera engendrado, como se engendró en el de Guirior, la oración que dijo Baquíjano en la Uni– versidad de San Marcos, y recibimiento de su sucesor don Agus– tín de J áuregui, cuyo ejemplar remití a esa vía reservada con ofi– cio de 22 de noviembre de 1781, número 341, además de haber da– do otra al juez de la pesquisa que se halla con sus autos. En esta oración, después que se censura el servicio y estable– cimiento de aduanas, se pinta muy al vivo al Señor Marqués de Sonora, haciendo de Su Excelencia un retrato que escandalizará al más indolente y en cuya comprobación suplico a vuestra ex– celencia se instruya de dicho oficio y oración, pues todo conduce a manifestar la necesidad en que me vi de informarlo para que se remediasen los efectos que produciría su detestable lección, an– dando impresa y en manos que se teñirían de sus pensamientos y malas ideas. Porque yo hablé al Juez de la Pesquisa en mi instrucción de este discurso, no para culpar a Guirior sino para demostrarle la libertad de pensar en que habían entrado muchos incautos que la adquirieron en su mando, se me arguye igualmente que no le pue– de hacer culpa porque no fue en su tiempo, pero en mi defensa desde el número 306 a 316 se satisface a esta objeción en lo po– sible, además de que leído detenidamente, se hallará que allí se elogia a Guirior y estimula o quiere inspirar, en cierto modo, a su sucesor para que sostenga las máximas de oponerse a los más justos derechos fiscales. Si esta oración no se engendró en el tiempo de la libertad de hablar y censurar que hizo el carácter de aquel gobierno, me– nos pudo ser en el de don Agustín de Jáuregui que le sucedió, pues se dijo en su recibimiento. La guerra que hace aquel discurso al alto Ministerio en la persona, aunque no la nombra, del Señor José Gálvez, al arreglo de aduanas y exacción justa de los derechos del erario, fue asunto de que principalmente se trató mandando Guirior allí; y de esto sale una consecuencia no vulgar, sobre que le produjo la liber– tad desmedida con que se hablaba, pues en otro tiempo se hubie– ra guardado muy bien el autor de escribirla, pronunciarla y darla, como se dió, a la prensa. Del propio modo, y para continuarme la nota de acusador, se me querrá acaso argüir con la prevención que dejé al que es hoy Contador General de la Intendencia de Trujillo don Francisco

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