Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

378 MIGUEL MATICORENA ESTRADA duplicada fatiga ha continuado por doce años hasta que la misma academia atendiendo a su antigüedad y servicio se dignó promo– verlo por unanimidad de todos los sufragios a la cátedra de pri– ma de sagrados cánones, que al presente obtiene, eligiéndole con La misma conformidad por su vice-rector y, conciliario mayor. Aunque este incesante trabajo parece que debía ~eparar al que suplica de cualquiera otra ocupación; pero su eficaz deseo de servir a Vuestra Majestad y al público le hizo admitir el nom– bramiento de protector general de indios de aquel reino y, fiscal criminal de su real Audiencia, que interinamente hizo en su per– sona y, a consulta de aquel Tribunal el virrey del Perú en el año de 779 y que ejerció por cerca de tres años sin sueldo, ni recom– pensa alguna, lográndola sin ejemplar satisfacción de que ningún Tribunal o juez se apartase en sus resoluciones del dictamen, que por su ministerio extendía para la decisión de las causas. Con el mismo desinterés, sin renta, ni asignación alguna ha continuado el exponente por más de veinte años en el despacho de la asesoría del Ayuntamiento de Lima, y Tribunal del comer– cio y en las infinitas causas de pobres y poderosos, que o por su importancia; o deseo de las partes se han encomendado a su de– fensa en tan dilatado tiempo, no disfrutando otro provecho de ellas que la pura satisfacción de servir al público, cuyo objeto le estimuló al establecimiento de la Sociedad Académica de Amar:i– tes del País (que ha merecido la aceptación de vuestra majestad), y de la que nombrado presidente en cuyo cargo se mantiene, tra– baja en la publicación de dos papeles periódicos en cada semana, obra los más de ellos de la aplicación y, fatiga del que suplica De modo, señor, que el exponente en cuarenta y dos años de edad ha empleado los veinte y ocho en servicio de vuestra ma– jestad y del público en los destinos de la mayor confianza, esti– mación y honor, como así lo informan a vuestra real persona el virrey del Perú, la real Audiencia, real Universidad, los prelados eclesiásticos, el Cabildo secular y, demás jefes y tribunales de aquellos dominios; esperando que la bondad de vuestra majestad se digne premiar el acreditado celo y exactitud, con que ha desem– peñado esas confianzas. Prueba de la satisfacción de aquella ciudad y real escuela es el nombramiento, que han hecho estos ilustres cuerpos del que su– plica para que como su diputado general se presente a los reales pies de vuestra majestad promoviendo las solicitudes convenien– tes al bien de aquellos vasallos . La no interrumpida administración de la justicia es sin duda

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