Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

22 MIGUEL MATICORENA ESTRADA vuestra excelencia pasar al Rector 1 y claustro formado para que allí se vea, lea, y entienda antes que la parcialidad, o parcialidades entren en proyectos, o elección de personas que no tengan las cua– lidades necesarias para de~empeñar la nueva planta de estudios y de sus cátedras. Vuestra excelencia acaba de decir al rey, hablando sobre divi– sión de virreinatos, que en otro papel dará a su majestad todos los medi©s de hacer, o acercar la felicidad a esta América: este papel que contiene según está meditado todas las partes que com– prende su objeto, y muchas más de las que hasta ahora se han dicho para restituir, o traer el bien a estas provincias, debe co– locar entre ellas como una de las más esenciales y primeras la edu– cación, o método de formar al hombre en vasallo y en persona pública, y siendo la Universidad, la principal cátedra, o escuela de estas virtudes, debe vuestra excelencia dedicarse con todo vi– gor a su restablecimiento, ya que no lo pudo conseguir aunque lo intentó el señor Amat. Entre los asuntos, artículos, o materias de que se ha de com– poner la representación ofrecida al rey, hay también unas que puede disponer y preparar vuestra excelencia, y otras en que ne– cesita la resolución del soberano, de la clase de aquellas es la elec– ción de un Rector, que sepa llevar a sus fines, y por medios se– guros y rectos las intenciones de vuestra excelencia, y recorriendo el número de los que pueden servir a esta noble intención, por los informes que he tomado de todos, hallo que ninguno tiene en mejor estado las cualidades y circunstancias que se necesitan, como el que va referido en esta minuta. Este sujeto no tiene a mi ver parcialidades, ni conexiones de que se pueda inferir que han conducido la mano de vuestra excelencia a su nominación; y así espero que informándose también muy reservadamente, y con todo el delicado arte que sabe vuestra excelencia que necesitan los altos jefes de su carácter, para saber la verdad, y el mérito se decida por elegirle sino lo halla, como no lo hallará~ cosa en contrario. Para producirme yo así, me debe hacer vuestra excelencia la justicia, ya que conoce que le amo y que imito religiosamente sus intenciones o ideas del mejor servicio de la nación y del rey; que tendré un voto seguro de la habilidad, talento, y conducta de la persona en quien pongo el mío: y bajo de este supuesto, traslado de esta noticia a vuestra excelencia, y Dios que ve mi corazón lim– pio de todo interés extraño, obre lo demás que falta para que vuestra excelencia consiga la fortuna de que sus providencias ha-

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