Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 475 Como sólo me he propuesto seguir la exacta relación de los hechos omitiendo el reflexionar sobre ellos, excuso hacerlo a es– tas expresiones, impugnadas sólidamente por el ayuntamiento en contestación de 3 de agosto haciendo presente al virrey y oidores que aunque habían hecho juramento de fidelidad en sus prime– ros destinos, no había sido éste embarazo para que lo repitiesen en sus promociones, ascensos y demás ocasiones en que se había exigido esa recomendable solemnidad. Todo esto causaba una sospechosa lentitud en circunstancias tan imprevistas y extraordinarias: el día 15 de julio se sabía en México, según aparece de su Gaceta la abdicación del señor don Carlos IV, se habían recibido con fecha 19 de marzo las órdenes de las secretarías de Estado, Guerra y Gracia y Justicia; y con la de 10 de abril de la de Hacienda, mandándose en ésta se procla– mara al señor don Fernando VII. El virrey las pasó al acuerdo consultando si se procedería a la jura del soberano, y la contes– tación fue que debía esperarse la real orden del consejo; la ciu– dad instó esforzadamente a que se practicase con la mayor pres– teza y solemnidad tan deseado reconocimiento, y por sus conti– nuadas diligencias y reclamos logró que por resolución de la jun– ta formada a este efecto se verificase el 13 de agosto, inundándose la secretaría de oficios de los cabildos, ayuntamientos, religiones, parcialidades de indios, y toda clase de particulares que a porfía se apresuraban a ofrecer sus personas y haberes en servicio y de– fensa del reconocido soberano y de estos sus dominios conster– nados (3). Las noticias que diariamente se recibían aumentaban la incer– tidumbre y ansiedad de aquellos vasallos, y excitaron al ayunta– miento a solicitar del virrey la formación de una junta general para tratar de lo más conveniente al reino; porque, aunque se sabía haberse erigido en todas las provincias de la península, y la de Sevilla con el título de Suprema de España e Indias; pero al mis– mo tiempo tenía aquel virrey carta de los comisionados de Astu– rias remitida por la Jamaica avisándole estar en Londres a tratar de paces con los ingleses de quienes habían tenido buena acogida y cuyo aviso le daban para que en aquellos domimos no hubiese alguna sorpresa, pues España estaba en anarquía. También se había asegurado la persona del general D'Avilmart emisario francés introducido por las provincias angloamericanas (3) Defensa del virrey Iturrigaray.

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