Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

JOS.E BAQUIJANO Y CARRILLO 491 sembarcaron en Veracruz a los cuatro meses habían perecido por la homicida enfermedad nombrada vómito prieto; de cerca de diez mil hombres transportados a Nueva España no existen en nuestros ejércitos dos mil, muchos han perecido por el rigor del temperamento, otros en los encuentros y acciones que se han ofre– cido. Según las últimas noticias de aquel reino, quinientos cin– cuenta y cinco del Batallón de Asturias perecieron a manos de los que se apoderaron del rico convoy que custodiaban; el que ha entrado en Veracruz, se escribe será el último o penúltimo, pues la indisciplina y desorden de la tropa hace temer más su rapi– ña que el asalto de sus rivales; en el corto espacio de tres leguas de Santa Fe a aquel puerto, sin muchas alhajas y papeles de va– lor y consideración se han extraviado setenta mil pesos; (20) así se verifica lo que aquel autor asentaba: "Que hacer la guerra a vasallos no es triunfo ni ganancia". Pues la declarada a los americanos es la más atroz y sangui– naria; Flon, más conocido por conde de la Cadena, jefe de la pri– mera división del ejército al salir de Querétaro dice a sus vecinos: "Dejo la ciudad confiada a vosotros. . . pero si contra mi modo de pensar sucediese lo contrario volveré como un rayo, quintaré a sus individuos y haré correr arroyos de sangre por las calles". Calleja al entar en Zitácuaro promulga adjudicación a la real hacienda de todas las tierras y demás bienes pertenecientes a los naturales de esa villa y de los pueblos de su jurisdicción; traslada la cabecera de ésta a Maravatío, priva a los indios de las franqui– cias y privilegios que desde tiempo inmemorial les había dispen– sado la piedad de los reyes, y sólo endulza este rigor ofreciendo la vida a los que dentro de ocho días se presentasen a trabajar en la reparación de caminos y allanamientos de fosos, zanjas y bate– rías, pero sin derecho al recobro de sus tierras. Esa barbarie respiran todos los partes: el de don José Enrí– quez dice: "La mayor satisfacción que he tenido es la de haberse ejecutado la acción con bastante derramamiento de sangre huma– na"; el de don Rafael Calvillo: "Todos los prisioneros han sido pasados por las armas,,. Es igual el de don José Cruz publicado en Guadalajara el 23 de febrero de 811; impone pena de muerte al hijo o padre que se socorriesen con el preciso alimento, si alguno de ellos es del par– tido de los disidentes; con la misma, amenaza al que dentro de (20) La Cena. Periódico de La Habana, 1~ de abril de este año.

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