Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 493 decía: "No perdemos de vista los enlaces que nos unen, tenemos presente que por nuestras venas circula sangre europea, que la que se derrama con enorme detrimento de la Monarquía, y con el ob– jeto de mantenerla íntegra, durante la ausencia de nuestro sobe– rano toda es española. ¿Qué impedimento tenéis que sea justo para examinar nuestras proposiciones? ¿Con qué podréis coho– nestar la terca obtinación de no querer oírnos? ¿Sólo a los america– nos cuando quieren hablar a sus hermanos, en todo iguales a ellos, en tiempo en que no hay rey, se les ha de contestar a balazos?". No son éstos los medios que designan los augustos monarcas de España, para reducir a su obediencia, aun a aquellos indios que por apóstatas de la fe y rebeldes a la soberanía se han hecho acreedores a sufrir el castigo de sus excesos. "Antepóngase (21) siempre, dicen, los medios suaves y pacíficos a los rigorosos y ju– rídicos''; y en otra parte (22) añaden "que jamás en los presos por las armas se ejecute pena en el campo" (sic); paternales prevencio– nes holladas y ultrajadas en el obstinado rechazo de no querer escuchar sus propuestas de conciliación, en las atroces ejecucio– nes de pasar por las armas a todo prisionero, de que se glorian los comandantes de nuestras tropas; y en la declaración que según el último diario de México ha hecho el virrey de reservarse él solo lq. gracia de indultar a los disidentes. Los americanos merer,en este tratamiento, es el clamor de los irreflexivos, sanguinarios y antipolíticos, porque sus continuados suspiros por su amado rey el señor don Fernando VII son sólo pretexto para disfrazar su decidida resolución de independencia, odian a los españoles europeos y para conservar ese encono los distinguen con el degradante nombre de gachupines en la Amé– rica Septentrional, y chapetones en la del Sur, que quiere decir pícaros; les infieren todo perjuicio y vejación, y por último son ingratos y desconocidos a las gracias y beneficios que les han pro– digado las desaparecidas Cortes. Todos esos aparentados cargos son enteramente falsos, que la obediencia, amor y respeto que manifiestan a su l gítimo so– berano sea un sentimiento sincero de fidelidad arraigado en sus co– razones, es evidente, por su constancia en pedir se les oiga sin usar del rigor de las armas y la guerra; por la proposición de que sólo declarase el gobierno de España que aunque ésta sucumbiese no (21) Ley 9~, título 4~, libro 3~. (22) Ley 10~, ibídem .

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