Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

494 MIGUEL MATICORENA ESTRADA debían seguir las Américas su desgraciada suerte por el encarni– zado odio con que miran todo lo que huele a francesismo; porque en la larga lista de emisarios de los Napoleones para inquietar las Américas y conciliarse su adhesión, todos (a excepción de un indiano ahorcado en la Habana) son europeos; señal indudable del concepto que tenían formado de esos vasallos y de la ninguna esperanza de poder plantificar sus pérfidos designios en aquellos países; y sobre todo por la garantía y mediación de la Inglaterra que con tanta repetición y ahínco han solicitado, y que jamás la hubieran interpuesto si sus miras fuesen establecer la independen– cia; pues sólo ciegos o enteramente embrutecidos lo habrían he– cho para atraerse por la falsedad y el engaño el resentimiento de una nación que gravaría sobre ellos todo el peso de su preponde– rancia marítima. Con igual ligereza se supone un envejecido y radicado odio a los europeos a quienes se designa con los apelativos de gachupi– nes y chapetones; el primer título es corrupción de la palabra Twpini, que quiere decir lo que espina o punza aludiendo a las espuelas de que usaban los españoles, y por esto significaba, hom– bre con espuelas, y chapetones en la lengua haitiana, es hombre de lejanas tierras. Sin tan poco fundamento se encuentra en las palabras para el fomento de supuestas quejas, no se encuentra alguno en los hechos. Contrayéndonos a los actuales acontecimientos; Hidalgo entra en Guadalajara y nombra de oidores a europeos; su segundo el ge– neral Sánchez es nacido en la península; al general García Conde le concede la vida y libertad, y corresponde a esa gracia mandan– do, en la primera ocasión que se le proporciona, a su subalterno Iturbide, procurar sólo matar gente. Un respetable europeo de Mé– xico escribía a un amigo suyo: "No tiene usted que temer confis– cación ni otro mal alguno de los insurgentes en caso que logren sus intentos; pues aun ahora tratan con mucha consideración los bienes de los que han cuidado de no meterse en nada como me sucede con mis haciendas, de que sólo me han llevado los caba– llos de silla y algunas mulas. Si las haciendas de N. . . han pa– decido es porque su administrador se metió a patriota y dirigió dos o, tres ataques contra los insurgentes que se habían establecido cerca, alanceando mujeres y fugitivos y otras cosas a este tenor". Morelos toma por asalto a Orizaba, y otra carta de igual reco– mendación dice: "Dio cuartel con la mayor generosidad a los venci– dos tratando con la mayor distinción a la oficialidad, no hubo ni una casa saqueada, ni una persona atropellada y por un bando

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