Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

JOSE BAQUIJANO Y CARRILLO 499 El método de nombrar diputados de América establecido por las Cortes está ya anulado y esos países por esta providencia exentos de un gravamen muy considerable; la población de aquellus reinos aunque se calcula en veinte millones, por una rebaja exce– siva puede para el objeto de que se trata reducirse a la mitad, pues a sesenta mil almas cupo de cada diputado, resultan ciento cua– renta y tres; que regulados a cuatro mil pesos anuales, pues han de computarse los gastos de venida y vuelta, corresponde en re– partimiento igual contra los propios muy escasos en algunos pue– blos, el anual censo da quinientos setenta y dos mil pesos fuertes; sin contar con las desgraciadas casualidades de un naufragio o apresamiento, como acaban de experimentarlo en el navío San Juan los de las provincias de Tarma y Trujillo y suplente de Lima, sin que hasta ahora se tenga noticia del puerto a que los haya conducido el enemigo. Son muy visibles las quejas de los americanos y evitadas éstas, es encontrado el remedio; es mucho el abatimiento y despre– cio con que se les ha mirado, y que por todos medios se ha queri– do sostener por los últimos eventuales gobiernos. El europeo Yer– mo, y el criollo marqués del Apartado suplen cado uno a las ca– jas reales de México cincuenta mil pesos fuertes; de orden de la Regencia comunicada por el marqués de las Hormazas se les previe· ne pidan alguna gracia. Yermo solicita título de Castilla, y se accede; Apartado el que se le permita llevar en derechura por La Habana al– gunos muebles para su casa, comprados en Londres; he aquí la res– puesta: "Condescendiendo el Consejo de Regencia con la solicitud de vuestra señoría por las justas consideraciones que merece, y expone en su instancia de 15 de marzo, ordena que los haga vues– tra señoría conducir a Cádiz, en cuya aduana debe formarse el registro correspondiente conforme a las leyes de Indias." Ese con– descendiendo, ¿no es añadir el insulto al menosprecio?, ¿no era recordarle la negra perfidia de que usó el ministro Gálvez con el abuelo del actual para apoderarse del secreto de separar el oro que encierra la plata, con el pretexto de querer su majestad esta– blecerlo en Lima y Potosí y apenas consigue lo revele expide orden en que lo aplica al rey, usurpando a ese vasallo el fruto de su apli– cación y talento sin franquearle por él alguna recompensa? Las mismas Cortes, ¿no expiden el célebre decreto de que al virrey Venegas se le conceda la gran Cruz de Carlos III y se pre– mie a sus demás oficiales y tropa, por lo que se han distinguido en tranquilizar el reino de Nueva España (27) cuando el tornar el (27) Diario de cortes, t. 5<?, p. 241.

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