Los ideólogos: José Baquíjano y Carrillo

500 MIGUEL MATICORENA ESTRADA bastón del mando fue el desgraciado momento de encenderse la tea de la discordia, que no ha podido apagarse, como, pidiendo su re– levo confiesa con sinceridad, y rehusa ruborizado esa distinción por la falsedad del motivo en que se fundaba, y que sin embargo se le obliga a aceptar? ¿No se ha visto al honrado virrey americano conde de Revilla– gigedo sujetarle a la residencia más estrecha y rigurosa, al mismo tiempo que al memorable extranjero marqués de Branchiforti se le dispensaba de ella "por estar el rey muy satisfecho de su inte– gridad, desinterés y buenos servicios"? ¿No se manifiesta el aban– dono y descuido con que se tratan los asuntos de Indias, en el contenido de la ley 41, libro 2<!, título l<!, reducido a que siempre que se informa desde aquellos dominios se acompaña copia autén– tica de cédula y ordenanza que trate de la materia, pues o la con– fusión con que se cita o el faltar algunos libros antiguos dilata los expedientes? Hoy mismo que el paternal amor del rey ha descubierto los tiernos sentimientos de su corazón para sus sumisos vasallos de América, ya en el decreto general de abolición de las Cortes, ya en la benéfica, atrayente y encantadora proclama que acaba de diri– girse a esos dominios; como si se intentase embarazar los buenos efectos que son de esperar para la reunión y tranquilidad, en el corto número de periódicos que han sobrevivido a la desaparición de tantos otros, se estampa como copia de una carta que debe creerse supuesta (28) "que en vez de indultos para unos rebeldes contuma– ces se deben mandar millares de bayonetas que estableciendo un gobierno puramente militar en todo el reino, lo sujete a la equidad y justicia"; el del siguiente día continúa elogiando la conducta del general Cruz, que no quiere aceptar partido sino que se entre– guen a discreción: aplaudiendo el que en algunos días ha hecho amanecer en la plaza veinte ajusticiados. Semejantes papeles son perjudicialísirnos, aumentan el mal Y atizan la discordia, se trasmiten a las Américas, y el contraste que forman entre esos rasgos de encono, y las puras rectas intenciones de su majestad si no pueden conmover la constante inalterable fi– delidad de la gente instruida e ilustrada, en el espíritu de la plebe grosera e ignorante sellan impresiones que es difícil enteramente borrar. Aun ese medio de afirmar la fidelidad por el convencimiento (28) Procurador General de 26 y 27 del presente mayo .

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